MÍMAME EL PELLEJO
El cuidado de la piel es algo a lo que cada vez dedicamos más esfuerzo y tiempo, indiferentemente seas mujer u hombre. Inspiradora de los más bellos poemas y cantos, aunque no lo parezca es uno de los órganos más resistentes del cuerpo. Aún así, necesita de ciertos cuidados específicos para mantenerla en su estado más óptimo. No olvidemos que la piel está expuesta de manera constante haciéndola más vulnerable al envejecimiento o la deshidratación, por lo que los cuidados que le prodigamos están más que justificados.
Como no soy experto en este tema (ni pretendo serlo) a lo único que puedo aspirar es a entregaros algunos consejos para mantener la piel más tersa, luminosa y sana. Para otros problemas de superior gravedad recuerden que existen unos excelentes profesionales llamados dermatólogos.
Decíamos hace un momento que la piel es el órgano más grande del cuerpo y también uno de los más resistentes. Sin embargo, como está permanentemente expuesto a diversos factores va perdiendo poco a poco su flexibilidad y fortaleza. Un cuidado regular es la mejor forma de mantenerla sana. Aunque existen muchas maneras de cuidar la piel hay que tener en cuenta que cada una de ellas es diferente y depende del funcionamiento de cada organismo. Las hay grasas, secas y mixtas que necesitan de una hidratación diaria (en el caso de la piel excesivamente seca) o de tónicos especiales. Hay que utilizar siempre productos de calidad ya que alguno de ellos puede perjudicar más a nuestra piel que ayudarla. Incluso puede empeorar la afección que estemos tratando. Tendremos en cuenta en este caso que las vulnerabilidades por las que atraviesa muchas veces nuestra piel pueden ser puntuales, pasando por muchos estados vinculados al funcionamiento de nuestro organismo como podrían ser ciertos procesos hormonales.
– Pieles secas. Suelen ser más sensibles a la sequedad ambiental y a las temperaturas frías. Esto produce una gran tensión en ella que, de no tratarse adecuadamente, puede dar lugar a dolorosas llagas y heridas. Solucionaremos el problema con una buena hidratación diaria con cremas que faciliten la absorción y que sean específicas para la afección en particular. Los geles exfoliantes con una alta concentración de piedra pómez o semejantes no son adecuados ya que nos rasparán la piel produciendo inflamación y enrojecimiento. Mejor utilizar exfoliantes más suaves como el aceite de jojoba. El peeling de crema de manteca (¡¡quién lo diría!!) viene estupendamente por sus propiedades reconstituyentes.
– Pieles grasas. Se pueden identificar fácilmente al presentar un aspecto brillante, húmedo y con los poros dilatados. Con un pH más alcalino, son muy propensas a las infecciones bacterianas. Es por ello que en su cuidado debemos utilizar exfoliantes suaves que limpien las impurezas y ayuden a disminuir la producción de sebo. La higiene es esencial junto a los exfoliantes, ayudando a la regularización de las glándulas sebáceas. Los tratamientos para pieles grasas no deben realizarse más de una vez al día porque podrían ocasionar el efecto contrario.
– Pieles mixtas. Cuidado con estas pieles porque pueden llegar a ser las más delicadas. Dado que reúnen las características de ambas pieles (tanto buenas como malas) necesitan de unos cuidados específicos. Si observamos la frente es ésta la que presenta mayor grasa, mientras que las zonas de la boca, mentón y parte de las mejillas son las más afectadas por la sequedad. Las cremas para este tipo de pieles deben ser extremadamente ligeras, exfoliando la parte grasa e hidratando la seca. Lo ideal sería encontrar productos que equilibren sus características.
Pues ya saben ustedes algo más sobre el cuidado de nuestras pieles. Tampoco vayan a obsesionarse y de tanta crema y refrote se la dejen como una lija del 8. No hay nada más bonito que la piel. Ya lo dijo en su día el escritor y dramaturgo argentino Dalmiro Sáenz (1926-2016): “Cuando acariciamos una piel queremos acariciar el deseo que despierta nuestro propio deseo en el otro. Una persona que no se calienta, no nos calienta”.