R.E.F.
Aunque la procesión del 13 de enero no se celebrará este año, debido a la pandemia, los actos religiosos previstos tendrán “la solemnidad debida y con las medidas de seguridad preceptivas”
Apenas concluida la Navidad, Motril rememora cada año unos hechos trágicos sucedidos por partida doble, pero casi con idéntica fecha en el calendario: los meses de diciembre y enero. Eso sí, a ambos sucesos les separan ochenta años (1804 y 1884) y sucedió en el siglo XIX. Sin embargo, y pese a que este año no se podrá celebrar la tradicional procesión del 13 enero, Día de los Terremotos (ni su traslado previo), la conmemoración revestirá la solemnidad que merece y no pasará de puntillas por el calendario histórico de la ciudad.
La alcaldesa de Motril, Luisa María García Chamorro, ha anunciado hoy que “la ciudad de Motril recordará ese hecho aciago de nuestra historia reciente exclusivamente con los actos religiosos celebrados en el interior de la Iglesia Mayor” y que estos se llevarán a cabo “con la solemnidad debida y con las medidas de seguridad que la actual situación sanitaria nos impone, pero que en ningún caso desmerecerán ni el respeto no el cariño que sabe expresar un pueblo como el nuestro”, dijo la primera edil.
En efecto, García Chamorro ha señalado que al igual que los últimos meses y la situación presente “quedarán reflejados en la historia de nuestra ciudad”, es evidente que cualquier conmemoración queda supeditada a las circunstancias de la pandemia, “pero no por ello debemos ni obviar ni olvidar lo sucedido muchos decenios atrás”, por lo que ha agradecido tanto a la Hermandad de Nuestra Señora de La Cabeza Coronada como a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno “su empeño y esfuerzo en adaptarse a las circunstancias del momento actual para que Motril siga manteniendo muy vivas sus señas de identidad”.
En este sentido, la hermana mayor de la hermandad de la Patrona de Motril, María José Garrido, ha invitado a los motrileños al tradicional Quinario dedicado a los copatronos de Motril, que se desarrollará en la Iglesia Mayor Parroquial de La Encarnación entre los días 8 y 13 de enero; siempre bajo las medidas de seguridad y aforos que se están respetando escrupulosamente por los fieles que acuden al principal templo de la ciudad. Para Garrido, “este año es excepcional, pero no por ello vamos a perder esta tradición tan asumida en el corazón de la ciudad”. Los cultos se iniciarán, cada tarde, con el rezo del Santo Rosario a las 19.30 horas y la Eucaristía a las 20.00 h. El día 13, además, se dará lectura al voto de la ciudad dictado en 1884.
La invitación se hacía extensiva por el hermano mayor de la cofradía del Nazareno, Adrián Martín, quien quiso tener un recuerdo a todos los que han sufrido las consecuencias de una pandemia que ha provocado víctimas, enfermos “y mucho sufrimiento moral y económico en toda la población”, insistiendo en que “hoy más que nunca el esfuerzo de nuestras hermandades debe hacerse presente”.
Tradición
La inminente fecha del 13 de enero tiene un especial simbolismo y significado en la ciudad. Ese día, con la tradicional procesión de acción de gracias, concluyen año tras año los actos religiosos que se celebran para recordar a las nuevas generaciones de motrileños las desgracias sufridas por cientos de familias durante las nefastos años de 1804, primero, y 1884, después, cuando la ciudad sufrió los efectos devastadores de sucesivos temblores de tierra y que llevaron a los vecinos de la localidad a encomendarse a Nuestra Señora de la Cabeza y Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Así, cada día 13 cientos de motrileños expresan con su presencia en el cortejo la rogativa de la ciudad para que esta se vea exenta de episodios similares a los vividos en el siglo XIX.
La tradicional “procesión de los terremotos” es una de las pocas señas de identidad local que se mantienen inalteradas por el paso del tiempo, y en ella se sigue un ritual establecido que se repite año tras año: tras el traslado de la Patrona de Motril, Nuestra Señora de La Cabeza Coronada, desde su Santuario a la Iglesia Mayor, traslado para el cual la imagen del Nazareno es conducida hasta el Cerro, se suceden los actos religiosos o quinario en La Encarnación, hasta que llega el 13 de enero. Ese día se realiza la procesión oficial, en la que la comitiva parte del principal templo de la ciudad, la Iglesia Mayor, para dirigirse al Santuario de la Patrona. En ella se procesionan las imágenes del Nazareno y la Virgen de la Cabeza, rodeadas por cientos de fieles.