ADIOS A LA VEGA VIEJA DE MOTRIL. UN URBANISMO PARA UNOS POCOS
El objetivo básico en la construcción de una ciudad debe de ser la defensa de los intereses de los ciudadanos. Antes de conceder licencias de obras, se debe de clarificar que es lo que se pretende con las actuaciones urbanísticas que se van a desarrollar. El desarrollo de una ciudad no puede ser la suma de las perspectivas de negocio de empresas o de individuos concretos.
En Motril se están planteando importantes iniciativas urbanísticas, como la del puerto deportivo en Playa Granada y la construcción de 640 viviendas el sur de la circunvalación. Se trata de propuestas emanadas de promotores concretos propietarios de los suelos. Los promotores ocuparán la vega de Motril negociando con el ayuntamiento para que este eleve a norma lo que tales agentes económicos prevén va a ser un buen negocio, más bien un buen pelotazo urbanístico.
Las primeras corporaciones democráticas anteriores a la actual coalición de gobierno (PP más Escámez, más otros) quisieron frenar el crecimiento de la ciudad residencial hacia la vega y expropiaron las tierras hacia el sur para convertirlas en un freno a dicho crecimiento. Aquellas corporaciones sabían que en suelo público solo se podría hacer lo que las administraciones públicas quisieran. Ese suelo expropiado se ha empleado para instalar equipamientos (Hacienda, Seguridad Social, Policía, dependencias municipales…Polideportivo) y una circunvalación por el sur.
La actual coalición de gobierno pretende poner en marcha un urbanismo agresivo que considera a la ciudad como una oportunidad de negocio. El ayuntamiento no parece tener en cuenta para nada las necesidades de vivienda de los hogares jóvenes, cuyos ingresos son más bien reducidos. Tampoco parece aspirar a promover el uso del suelo para actividades económicas cualificadas que generen empleos estables.
El actual gobierno local de Motril considera que llenar la vega vieja de Motril de edificaciones destinadas en gran parte a viviendas secundarias es un motor de desarrollo económico. La actual alcaldesa ha indicado que estos desarrollos inmobiliarios beneficiarían no solo a Motril, sino a todo el conjunto de la provincia de Granada, lo que resulta un tanto excesivo. No se sabe muy bien el tipo de desarrollo económico que generaría llenar la vega vieja de edificaciones en altura. ¿Qué empleos estables producirían unos bloques de viviendas ocupados como mucho un par de meses al año?
Hay una opinión extendida en Motril según la cual las vecinas ciudades de Salobreña y Almuñécar tienen un mayor grado de desarrollo, por haber invadido sus vegas litorales de construcciones masivas de viviendas, gran parte de ellas secundarias. No ha habido en Motril un debate sobre el mejor urbanismo para potenciar la economía y el empleo en esta ciudad. La vega vieja no sirve solo para construir bloques de viviendas en la misma, pues en la misma se pueden impulsar explotaciones intensivas de frutales subtropicales, caso del mango y del aguacate, que tanto se han extendido en la provincia de Málaga por la comarca de la Axarquía.
El nivel de empleo en las ciudades costeras se puede aproximar a partir de los datos de afiliaciones a la Seguridad Social, disponibles con frecuencia mensual en la web del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Los últimos datos son las correspondientes a 31 de octubre de 2020. En dicha fecha Motril tenía 19.018 afiliados, frente a los 6.622 de Almuñécar y los 2.906 de Salobreña. El cociente entre los afiliados y la población de dichos municipios permite aproximar una tasa de empleo, tasa que aproxima el grado de desarrollo de las ciudades consideradas. Motril tenía en la fecha antes citada 32,8 afiliados por cada cien habitantes. Esta proporción superaba ampliamente la de Almuñécar (25,0) y la de Salobreña (23,5) (Ver gráfico). Motril tiene, pues, un grado de desarrollo superior al de las ciudades citadas, a pesar de no haber llenado hasta ahora la vega vieja de bloques de viviendas y a pesar del aprovechamiento incompleto de las ventajas de disponer de un puerto de dimensión considerable.
La tasa de empleo de Motril es inferior a la de la media de la provincia de Granada (35,9 afiliados por cada cien habitantes), y queda lejana de la media nacional de España (40,4). Los datos disponibles revelan que Motril lleva unos cuatro años con una cifra de afiliados situada en el entorno de los 19.500. Esta evolución indica un cierto estancamiento económico en esta ciudad, situación a superar pero no a base de construcciones de viviendas de temporada..
La necesidad de diversificar más el modelo productivo español, añadiendo para ello otras actividades al turismo y a la construcción residencial, es una cuestión pendiente ahora en toda España. Los excesos generados en materia de construcción residencial fueron la causa de la crisis registrada por la economía española hace unos diez años. Sin haberse superado los efectos de la crisis citada, los confinamientos provocados por la pandemia del Covid 19 han provocado una nueva recesión en la economía en 2020, cuyos efectos negativos no se superarán del todo hasta 2022. En esta línea, ¿por qué el Ayuntamiento de Motril no impulsa el parque empresarial previsto hace muchos años en las proximidades del puerto, en el que podrían instalarse empresas generadoras de empleos?
Pasando de lo económico a lo ecológico, desde siempre los motrileños han considerado a la vega como un parque natural y a la Charca de Suarez como un espacio protegido, un patrimonio de todos. La vega vieja, que tantas hambres quitó en el pasado, es patrimonio común de todos los motrileños y no debe de servir solo como solar para viviendas de temporada. La anunciada “marina seca” supondrá un atentado ecológico irremediable para la vega y todos los motrileños. El sueño de una vega vieja a utilizar como parque natural o para la producción de los frutales antes citados ya ha durado demasiado tiempo, es todo un espejismo que va a eliminarse en breve. Desgraciadamente, todo parece indicar que no habrá debate y que la vega vieja de Motril posiblemente sea la última vega litoral de esta parte del Mediterráneo en desaparecer enterrada en un mar de ladrillos.