Reportaje EL FARO: Marina Cuenca
La situación sigue siendo desesperante para todos aquellos que, con mucho esfuerzo e ilusión, decidieron, en algún momento de sus vidas, apostar y arriesgarse a montar su propio negocio
Desde que se decretó el estado de alarma en España por la crisis sanitaria causada por el COVID19 el 14 de marzo de 2020, los pequeños negocios de Motril han sufrido un camino de angustia y de incertidumbre. Día a día, los comerciantes luchan por sobrevivir y levantar sus cierres cada mañana, pero con los recursos económicos bajo mínimos, las pocas ayudas por parte de las administraciones -en tiempo y forma- y el agotamiento psicológico sufrido desde el comienzo de la pandemia, ha provocado una sangría evidente aunque todavía incalculable.
Tras las restricciones impuestas con motivo de la segunda oleada el pasado 24 de noviembre, las cuales limitan la apertura de todos los negocios que no son de primera necesidad hasta las 18:00 horas, los comerciantes de Motril se encuentran en una situación límite -al igual que el resto de la Costa Tropical-, así lo afirma María Arráez, la presidenta de la Asociación de Comerciantes de Motril, “el comercio está en uno de los momentos más críticos, las restricciones y los constantes cambios y cierres no controlados hacen que económicamente estemos en una situación de alarma”. Con este panorama, su papel como representante de parte del sector comercio es claro: impulsar, promocionar, posicionar con una buena estrategia y conseguir en equipo hacer un trabajo competente para conseguir la satisfacción del empresario y del consumidor. Pero a pesar de sus esfuerzos, la poca ayuda recibida por parte de las administraciones públicas dificulta su trabajo, reconoce.
La situación sigue siendo desesperante para todos aquellos que, con mucho esfuerzo e ilusión, decidieron, en algún momento de sus vidas, apostar y arriesgarse a montar su propio negocio. Una decisión que a muchos les pesa hoy día debido a las circunstancias que les está tocando vivir. Silvia Gómez, dueña y trabajadora de la tienda ‘Magenta’ trata de seguir manteniendo la esperanza a pesar de todo. Silvia agradece tener la oportunidad de abrir y que su negocio siga en pie, pero sabe que la situación es complicada y que cada día puede ser el último, “abres con la ilusión de que la gente entre, y los primeros días notas ambiente, pero luego la cosa empieza a aflojar y te da mucha pena, porque es tu negocio, tu vida”. Pero, a pesar de la dureza de la situación, Silvia recalca en todo momento que hay que ser “positivos” y se convence con todas sus fuerzas de que algún día “saldremos de esta”.
Las administraciones públicas han ofrecido algunas ayudas, pero desde luego no son suficientes, según los sectores afectados. El gobierno aprobó en marzo unos incentivos a los autónomos para que la situación fuese lo más llevadera posible. Se canceló el pago del autónomo, se les proporcionó unas ayudas económicas equivalentes a sus situaciones, es decir, la ayuda podía ser mayor o menor dependiendo del tipo de negocio, la cuota de autónomo, si tenías o no personas trabajando para ti, etc. Una vez que abrieron los negocios en mayo, tuvieron que comenzar a pagar otra vez, primero pagaban solo el 25% de la cuota, luego el 50% y luego el 75%. En septiembre comenzaron a pagar ya el 100% y desde entonces no han vuelto a recibir ningún tipo de bonificación. “La ayuda se notó y desde luego que se agradece, pero no fue suficiente porque hay muchos gastos, tanto para mantener el negocio como para nuestra vida personal”, explica Silvia.
Después de meses de incertidumbre, el Ayuntamiento de Motril aprobó el pasado 9 de diciembre una ayuda a los dueños de los pequeños y medianos negocios de la localidad de hasta 1.000 euros, para paliar los días que los negocios tuvieron que estar cerrados con motivo de las restricciones impuestas.
La hostelería es también uno de los sectores más afectados por las restricciones que han ido llegando desde el Gobierno central y la Junta de Andalucía. Tener que cerrar a las 18:00 horas ha hecho que muchos establecimientos hayan perdido grandes cantidades de dinero. El reparto a domicilio ha sido una de las pocas herramientas para mantener la esperanza y poder subsistir. Chema, propietario del bar Esquina 13 en Motril, comenta que el futuro lo ve muy “oscuro”, y es que es muy complicado subsistir en una “ciudad fantasma” donde las calles “están desiertas”, tal y como reconoce Silvia.
Las navidades están cerca y un clima de dudas y esperanza reina en los pequeños negocios de la localidad. María Arráez reconoce lo complicado de la situación, “siendo realistas, vamos a vivir una Navidad atípica comercialmente hablando, debemos tener fuerzas para aguantar el tipo en este último tirón siendo capaces de adaptar las ventas a los cambios constantes que estamos viviendo”. Por su parte, Silvia sabe que la Navidad va a ser una época dura y que las ventas “no son lo que eran antes”, pero agradece el apoyo que su negocio está recibiendo por parte de la población motrileña, “la gente se está volcando en colaborar con nosotros y ese apoyo es de agradecer”.
El comercio de Motril está pasando una de sus peores rachas, las restricciones y los cambios que están sufriendo provocan que muchos de ellos hayan tenido que cerrar y los que aún siguen abiertos viven en una situación de inestabilidad. Toda esta situación ha causado que muchas familias no lleguen a final de mes y que muchas otras vivan en una situación de incertidumbre constante. El apoyo de la ciudadanía es un factor muy importante para ayudar a mejorar esta pesadilla que ya dura casi diez meses.
Nadie quiere hablar ni pensar en un futuro a medio o largo plazo, prefieren vivir en el presente y observar como la situación va desenvolviéndose. “No creo que sea momento para mirar a largo plazo, pero es importante visualizar que podemos alcanzar un futuro próspero, aunque a veces la le momento actual decepcione”, subraya María Arráez.
Y es que la situación provocada por la pandemia es clara y la mentalidad de los que la sufren también lo es, “tenemos que ser muy positivos, es lo único que nos queda después de todo, si queremos labrarnos un futuro y mantener vivo nuestro sector comercial y hostelero”.