EL VERBO PROSCRITO

MARIPOSAS CON MULTA

JUAN JOSÉ CUENCA, ESCRITOR

Paseando un día tranquilamente por un paraje bucólico, donde el agua de un riachuelo cercano adormece con un rumor de aguas cristalinas y donde los árboles crepitan furiosos con un verde esmeralda. Si aguzamos un poco más los sentidos podremos oír el canto de los pájaros y sentir una brisa fresca en el rostro en una mañana de primavera. Absorto y embelesado como me encuentro, extasiado por tanta belleza, observo revolotear un poco más allá a unas frágiles y hermosísimas mariposas. Parecen iridiscentes a la luz del sol, con unos tonos azules que son como destellos, como diminutos y nerviosos flashes que me guiñaran un ojo. Me acerco sigilosamente y las mariposas, lejos de asustarse, se me posan en los hombros, sobre la cabeza, en el dorso de la mano… que tapo instintivamente con la otra para atrapar esa joya azul, observarla más de cerca e, incluso, atesorarla para la completa colección que tengo en casa. ¡Error! No saben ustedes donde se están metiendo.

Pues bien, como habrán adivinado hoy hablaremos de mariposas. En concreto de una especie, la grande azul (Phengaris arion, conocida así mismo como Maculinea arion y Glaucopsyche arion), perteneciente a la familia de las Lycaenidae. Descubierta en 1758 y posteriormente avistada en Gran Bretaña en 1795. A partir del año 1979 se creía extinta en este país, pero fue reintroducida unos años más tarde con éxito, hallándose actualmente clasificada como “casi amenazada” en la lista roja de especies protegidas.

Un tribunal de Bristol (Inglaterra) declaró culpable a un individuo llamado Philip Cullen, de 57 años, de la muerte de dos mariposas de la especie grande azul (Phengaris arion). Este es un caso único, ya que nunca antes se había perseguido la captura y muerte de mariposas. Pero voluntarios conservacionistas sorprendieron al hombre atrapando a las mariposas con una red en dos áreas protegidas en el sudoeste de Inglaterra. Después, cuando la policía registró su vivienda en Bristol halló 30 bandejas de mariposas y polillas disecadas entre las que se encontraban las dos mariposas citadas. Se descubrió que Cullen vendía los ejemplares en eBay y las dos grandes azules afirmó haberlas comprado en una granja francesa.

Según la asociación de protección de las mariposas Butterfly Conservation, estos animales pueden alcanzar los 345 euros en el mercado negro. Un mercado, por otra parte, que no adolece de clientes ávidos por conseguir uno de estos ejemplares.

La mariposa es un insecto lepidóptero en estado adulto o perfecto; tiene el cuerpo alargado, con cuatro alas grandes y de colores generalmente muy vistosos producidos por unas escamillas o polvillo que las cubre. Su área de distribución abarca diferentes puntos alrededor de prácticamente todo el mundo, siendo muy pocas las zonas donde no están presentes. Preferiblemente se decantan por un hábitat húmedo y con vegetación densa.

En fin, cuando ustedes vayan a dar un paseo por el campo limítense a contemplar y admirar la belleza de estos insectos alados, pero déjelos tranquilos. Si se intenta cazarlas la multa puede variar según la especie que tengamos en nuestro poder. Su aparición y asentamiento en plazas, jardines y campos es un catalizador de la buena salud de plantas y tierra, aportando además un toque de color (casi mágico) y de luz. No en vano estos animales son nombrados incesantemente en áreas como la literatura – sobre todo en poesía- o el cine, como una pincelada inocente y despreocupada que siempre augura paz y tranquilidad.

Comentar que aquellos que se dedican a coleccionar mariposas reciben el nombre de lepidopteristas, un nombre que procede del griego “lepis”, escama, y “pteron”, ala, orden de insectos holometábolos a donde pertenecen las mariposas: los lepidópteros. Aunque no me negarán que estos bichejos llenos de arte y salero se encuentran mejor surcando el aire en pos de una mísera flor que llevarse a la boca.

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