LA NUEVA NORMALIDAD
Así se le quiere llamar ahora al nuevo orden mundial.
Esta es la última pirueta lingüística que se han inventado, de un día para otro, los poderes públicos, a nivel mundial, para intentar disimular el drama provocado por esta pandemia del corona virus.
La «nueva normalidad» es el último de los eufemismos y la más novedosa manipulación del lenguaje para encubrir un nuevo sistema de valores en el que el ser humano deja de ser el centro para ser sustituido por otros intereses que en vez de ayudarnos al crecimiento personal y social nos llevan a la masificación y al desconcierto.
Por eso, me produce un cierto miedo el que nos dejemos domesticar, entrando sin más, por los «parámetros oficiales» de la normalidad.
Por todo lo cual, hoy quisiera reivindicar nuestro derecho a ser diferentes…
Y es que no podemos volver a la nueva normalidad que oficialmente se nos propone, cuando se ha demostrado que esa normalidad ha sido precisamente el problema que nos ha llevado a la situación que padecemos.
No necesitamos gente adocenada, sino creativa… gente que aporte nuevas formas de pensar, de vivir y de existir…
Por eso, necesitamos salir de los parámetros oficiales de la normalidad … necesitamos de esas personas que a veces llamamos extrañas, extravagantes o locas… que gracias a su loca y extraña diversidad son los que pueden hacer grandes aportes a nuestra humanidad en la línea de hacernos mejores personas, más justos, más solidarios y más humanos.
Porque, además de un lavado de manos, nuestro mundo necesita un lavado de corazón, de alma, de conciencia y de espíritu.
Además de llevar mascarilla homologada y de cubrir nuestras fosas nasales con el antebrazo, al estornudar, necesitamos aprender a ser más solidarios y a no dar de lado a los más pobres.
Por eso, más que volver a la normalidad yo reivindico poner en valor nuestras diferencias para construir entre todos el mundo nuevo que soñamos.