EL VERBO PROSCRITO

   PELILLOS A LA GRESCA

JUAN JOSÉ CUENCA -Escritor-

No logro imaginar un tiempo en el que las mujeres se dejaran crecer el pelo de todo su cuerpo al libre albedrío, sin censuras, sin sentirse encorsetadas en clichés machistas o por modas. Tuvo que ser hace muchísimo, desde luego, quizás cuando nuestros ancestros encontraban la pelambrera sexy, con ingles tupidas como alfombras persas, sobacos en rastrojo y bigote de quinceañero. La verdad es que los pelos siempre nos han traído de cabeza en la cabeza… y en otras partes más íntimas. La depilación femenina, que es de lo que vamos a hablar, no se sabe si obedece a una imposición de la sociedad o una cuestión de higiene o estética. Verdaderamente habrá a quien le atraiga más con vello, otros huirán como gato del agua de los bosques frondosos.

Como cada persona es un mundo, el deseo y la atracción es tan personal que es en los pequeños detalles donde podemos encontrar el disfrute. Uno de esos detalles importantísimos es el vello púbico, aquel monte de Venus a veces inexpugnable y otras (cada vez con más proliferación) más rapado que la cabeza de un soldado. A éste último nos lo podemos encontrar a todas las edades y con nombres tan dispares como kivi o chocho de muñeca, entre otros.

Un estudio realizado por la Universidad de California a más de 3.000 mujeres ha arrojado que la gran mayoría de las encuestadas ha reconocido utilizar en la zona púbica la técnica de la depilación. Daban por hecho que así cuidaban más su higiene y que de esa forma se practicaba más sexo y mejor. Otro dato de interés que nos muestra este estudio es que muchas de estas mujeres alegaban que se depilaban porque así le gustaba más a sus parejas. Así se determina que la ausencia de vello púbico tanto femenino como masculino acrecienta el interés sexual y también la satisfacción.

No todo vale a la hora de depilarse esta zona tan íntima. Hay quien utiliza cuchillas, cera, con maquinilla eléctrica o tijeras, influyendo a la hora de practicar sexo pues podemos dejar sin pelos la zona superior de pubis, la peri vaginal, los labios mayores o la zona peri anal. Pero más allá de decidir sin con vello púbico o sin él, debemos tener en cuenta que hay una gran gama estética intermedia. Mucho dependerá de la cultura del país en el que nos encontremos.

Hablando de tipos de depilación nos podemos encontrar con una de las más populares como es la depilación brasileña, que consiste en dejar una fina franja de vello en la zona del pubis y labios superiores. En la depilación europea arrasamos con todo el pelo dejando un poco sobre el monte de Venus. Si nos decantamos por una depilación integral habrá que pedir que nos hagan una depilación Hollywood con gran auge en estos momentos y que aumenta un 100% la sensación de placer, aunque deberemos tener cuidado al haber más riesgo de infecciones.

La depilación opuesta a ésta última se encuentra en lo salvaje, en lo impenetrable, donde segadoras y rastrillos se enredarían en una maraña de pelos vigorosos. Recordad que en los años 60-70 era una moda muy extendida entre la comunidad hippie, donde se mostraba orgullosamente el pelo de las axilas, bigotes y piernas. Parece ser que esta moda está volviendo gracias a redes como Instagram donde famosas muestran sin pudor sus pelos al viento. Algunas, incluso, se han animado a teñírselo.

No cabe duda de que una cosa es el placer y otra muy diferente es la higiene y de que las dos pueden convivir perfectamente en una armonía de sensaciones y deseos.

Bueno, después de estos someros apuntes sobre la depilación femenina, recordarles a esos maridos, novios o amantes que la belleza siempre estará en el interior y que si su pareja – por aquello de las modas- decide dejarse crecer el pelo como Rapunzel, punto en boca y diríjase al trastero raudo a por el corta-césped.

Más le vale.

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