SILENCIO
En el pico másalto se oculta el silencio.
Sosiego de gritos que enmudecen en los riscos.
Paz en la garganta de las mariposas.
Bóveda celestial de ángeles prudentes.
Por todas partes te envuelve un cielo azul,
mirándose en un espejo omnipresente.
Firmamento adherido a un monte yermo,
de soles y lunas efervescentes.
La ausencia de todo menos de uno mismo,
conquista el cuerpo del aventurero.
Su alma montañera es un misterio…
Silencio sepulcral, miedo…
¡Se abre la puerta del abismo!
Respeto el hogar donde el águila reposa
y agradezco la hospitalidad que me ha ofrecido.
Imperio de vidas humildes y sigilosas.
Subsistiendo siglos con mutismo.
Mensajes de letras, libres de palabras.
Palabras que pudieron ser y nunca han sido.
Frases que esperaron en vano.
Sin embargo… ¡Jamás tanto se dijo!
Pues el silencio está lleno de sentido.
¡Pobrecito! Siempre en lucha constante contra el ruido.
Allí, precisamente, en el mundanal ruido,
las puertas de un gallinero se han abierto.
Mujeres y hombres han entrado.
Picotean basura y dan chillidos.
Las gallinas y los gallos han salido
y de grana y oro se han vestido.
Solo me vieron el lince y el lobo
transitando por la ladera y,
sin querer, me topé con un rio.
El agua reflejaba imágenes de vida.
Pasa el agua que cautiva.
Pasa la vida y se marchita.
Pasan los años y los pliegues del monte
rezuman sangre en sus heridas.
El silencio ha muerto junto al torrente espumoso.
El riachuelo va cantando, brincando de foso en foso.
Lejos, muy lejos de todo, en el pico más alto,
allá donde todo acaba y empieza. Armando una fiesta.