Las consecuencias de la desinversión en los cuidados enfermeros en Salud Mental de Motril

CARTAS AL DIRECTOR.-

DIARIO DIGITAL EL FARO MOTRIL…

El largo recorrido profesional de muchas enfermeras especialistas en salud mental en Andalucía está sembrado con un fenómeno que amenaza de manera constante con minar su profesionalismo, entendiéndose éste como el conjunto de valores y conductas que son la base de la confianza entre la ciudadanía y las intervenciones enfermeras en la salud de la comunidad.

El eje vertebrador de la disciplina enfermera no es otro que la provisión de los cuidados de la persona, familia y comunidad, que, en relación con su entorno, viven distintas experiencias de salud. Y en concreto, el papel de la Enfermería especialista dentro de las Unidades de Salud Mental Comunitaria, como es el caso de la de Motril, es responder a las necesidades de cuidados de las personas con un grave sufrimiento psíquico y/o emocional, así como los requerimientos de sus familias y/o seres allegados, en base a las competencias definidas en el cuidado para este colectivo, reguladas en la Orden SPI/1356/2011, de 11 de mayo. La labor de la enfermera especialista en salud mental es concebida para trabajar en equipos interdisciplinares, entre distintas profesiones, partiendo de una posición igualitaria, cada uno con sus competencias. El perfil es muy completo para atender las dificultades socio-sanitarias de la población y enfrentarse a las singularidades de salud mental de las personas y sus familias.

Siempre desde una perspectiva integral de los cuidados, las enfermeras especialistas de salud mental vienen trabajando junto a otros sectores de atención, entre ellos el social (FAISEM), educativo, justicia e instituciones penitenciarias, las asociaciones en primera persona y asociaciones de familiares (AMENSA y AFEMGRAN), o incluso, con la propia institución local, para ofrecer una respuesta a los procesos de salud-enfermedad coordinada y coherente.

Sin embargo, este marco definitorio del colectivo, fruto del fuerte desarrollo profesional acaecido especialmente durante los últimos 30 años, viene presentando aun hoy día importantes grietas que dificultan su progreso. El desconocimiento social que hay sobre la práctica enfermera, y que se hace extensible incluso en algunas ocasiones a los propios compañeros profesionales sanitarios, llevan al reduccionismo y/o circunscripción profesional a la mera ejecución de determinadas técnicas y procedimientos sanitarios. Muchas personas identifican a las enfermeras de salud mental como “esa persona que me pone la inyección”, o “esa persona que me enseña en el grupo de los martes a como respirar cuando estoy más nerviosa”. Y sí, esto son algunas de las tareas que desarrollan las enfermeras de salud mental. Pero como si de un iceberg se tratase, su hacer y su práctica va mucho más allá, aunque sus “técnicas” no sean tan populares, visibles o incluso tangibles como las que pueda desarrollar una enfermera en una UCI o unas Urgencias Hospitalarias. Es reseñable la cercanía y posición tan privilegiada que muestran estas profesionales con las personas, que abarca desde la más conservadora intervención en consulta enfermera, pero principalmente, es destacable su disponibilidad en la comunidad desarrollada a través de múltiples acciones comunitarias, destacándose aquí la propia visita enfermera a domicilio.

Sus cuidados se fundamentan en su propia presencia y acompañamiento con base en la relación establecida con los pacientes o sus familias. Es remarcable cómo en determinadas ocasiones, estas enfermeras optan por no hablar de temas relacionados con la patología mental con el paciente y familiares, sino que en la puesta en escena, su acción puede consistir en “hablar por hablar” (de deporte, del tiempo, del campo, de la cosecha de aguacates o mangos, etc.), de “hacer algo por que sí”, como salir a pasear por la plaza de Guajar Alto, o simplemente darse una caminata por el paseo marítimo de Almuñecar. Los escenarios de cuidado se dan en la vida cotidiana, en tanto que es ahí en donde se desarrollan las actividades diarias de las personas. Y esto es así porque lo que pretende la enfermera especialista en salud mental es el estableciendo de relaciones desde este lugar, tratando de disminuir las asimetrías de poder, de desenfocar la identidad de persona con enfermedad mental y de trabajar conjuntamente desde una óptica de recuperación.

Los problemas laborales del colectivo, como la falta de reconocimiento del mérito profesional como enfermeras especialistas en salud mental, la inestabilidad laboral, la infradotación de personal y en definitiva, la acentuada desinversión por parte de la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, están llevando a este colectivo profesional a una situación de desamparo absoluto, algo que irremediablemente redunda en la salud de la comunidad al verse mermada las prestaciones en los cuidados enfermeros.

Por todo esto, tiene que hacerse efectiva la concienciación de que es necesaria la colaboración de los y las profesionales, de la familia y de la comunidad en el reconocimiento y necesidad de compartir el cuidado enfermero especializado en salud mental.

Carlos Aguilera Serrano, Doctor por la Universidad de Málaga. Enfermero Especialista en Salud Mental Motril. Antropólogo.

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