El Cristo de Medinaceli vuelve a renovar su voto devocional en la ciudad

                                                                       Domingo A. López Fernández, Cronista Oficial de la Ciudad de Motril

Desde hace años, el primer viernes del mes de marzo señala en el calendario una fiesta religiosa de especial raigambre en Motril que es común y generalizable a numerosas poblaciones del territorio peninsular. Ese señalado día recuerda con fe y devoción el culto a un Cristo cautivo de tez oscura que ostenta la advocación “de Medinaceli” y cuyo más preciado valedor se encuentra entronizado en la basílica del mismo nombre que se encuentra erigida en la capital de España. En verdad el fervor que se prende en su efigie excede todos los límites imaginables y así lo refieren los medios de comunicación nacionales pues todos se hacen eco de las interminables colas que el pueblo devoto está obligado a cumplir para acceder hasta su altar y besar sus pies. Así ha sido todos los años, aunque la excepción se cumple en este 2020, ya que la epidemia de coronavirus que irremisiblemente se ha extendido por toda España ha hecho menguar la expectación con la que se rememora su festividad. De hecho, en Madrid, el tradicional “besapié” ha sido prohibido por la Consejería de Sanidad e, incluso, no se ha podido tocar la talla, gestos que como muestra de respeto y veneración han sido sustituidos por el acto de genuflexión ante la imagen.

En Motril, en conmemoración del día de Jesús de Medinaceli la parroquia de la Encarnación ha celebrado un triduo que se ha verificado durante los días cuatro al seis de marzo, siendo la función principal de iglesia esta última jornada. En realidad han sido dos las solemnes eucaristías impartidas, una en la mañana, a las 11:00 has, con idea de permitir que las personas mayores puedan estar presentes sin ningún tipo de problema, y otra a tarde, a las 20:00 has, que ha estado precedida de un santo vía crucis por la iglesia y el rezo del santo rosario. Como es habitual ha sido el párroco de la iglesia de la Encarnación quien ha oficiado las mismas teniendo este año como novedad la asistencia musical del coro de la ermita de Nuestra Señora de las Angustias. Si en Madrid es la reina emérita, Dª Sofía de Grecia, quien acude todos los años a la basílica de Jesús de Medinaceli para orar durante minutos frente a la imagen, en Motril tiene su obligada presencia la institución municipal y así lo ha vuelto a refrendar la alcaldesa de la ciudad, Luisa María García Chamorro, acompañada de parte de su corporación.

Desde el punto de vista de la historia la devoción al Santísimo Cristo de Jesús de Medinaceli cuenta con una larga tradición en Motril ya que sus anales se remontan al año de 1943. Concretamente su entronización en el recién inaugurado templo de la Encarnación viene de la mano del generoso acto que verifica D. Vicente Sevilla Cazorla y su mujer, Dª Concepción La Chica Cuevas, fervorosos motrileños radicados en Madrid quienes han decidido hacer donación de la imagen a la iglesia juntamente con algunos objetos litúrgicos tales como una casulla y varios ornamentos sagrados. El solemne acto de bendición de la imagen tendrá lugar el domingo, 31 de octubre, y queda a cargo de quien fuera en aquel entonces su párroco, D. Salvador Huertas Baena. Desde el punto de vista artístico la imagen sigue la tradición de la escuela de Olot y es una fiel reproducción del Cristo de Medinaceli madrileño en ese concreto pasaje en el que Pilatos muestra el Redentor al pueblo y refiere “He aquí al hombre”.

En verdad, la fiesta a Jesús de Medinaceli en nuestra ciudad muestra a pequeña escala la enorme devoción que se hace presente todos los años en la basílica madrileña. Este año la preparación del altar que por tradición se erige en el espació del antiguo coro quedaba ultimado en la tarde del lunes gracias a la intervención de los dos custodios de la imagen, José Gómez y Eduardo Rodríguez, quienes han estado ayudados en todo momento por una veintena de mujeres que han colaborado en su ornato. Allí, majestuosamente, era presentada la imagen del Santísimo Cristo de Medinaceli junto a su mesa de altar profusamente rodeada de flores y en presencia del antiguo estandarte de la hermandad de Jesús Preso. Para sus organizadores es todo un orgullo llevar a cabo la organización de los cultos con idea de que los feligreses motrileños puedan rendir su tributo de fe a la imagen motrileña. Precisamente,  José Gómez refería a El Faro que este año, a pesar de los malos augurios, ha sido continua la presencia de motrileños en la iglesia desde el mismo momento en el que se abrían sus puertas. “Ha sido algo extraordinario, pues hay mucha devoción al Cristo y cada vez viene más gente. Este año hemos tenido la novedad de la presencia del coro de la Virgen de las Angustias, que ha hecho la misa más solemne”. Por lo que respecta a Eduardo Rodríguez, también ha querido mostrar públicamente a El Faro el agradecimiento al pueblo de Motril por acompañarles en los cultos y no haberse dado en los mismos ninguna incidencia. Finalmente el párroco, D. José Albaladejo, mostraba igualmente su satisfacción por tratarse de “una devoción que sigue en pie y viva. Es precioso porque este Cristo no está respaldado por ninguna hermandad y puede decirse que es devoción popular pura y dura. Pensábamos que el tema del coronavirus iba a menguar la presencia de motrileños pero no ha sido así y la gente ha venido a ofrecerle sus oraciones como todos los años”. D. José Albaladejo aprovechaba asimismo la presencia de nuestro medio de comunicación para dar las gracias a los organizadores, José Gómez y Eduardo Rodríguez, “que son el alma mater de esta fiesta, así como al coro de Nuestra Señora de las Angustias por estar presentes en la eucaristía y como no, a todas las personas que han colaborado en el viacrucis”.

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