R.E.F.
En el Día Internacional de la Mujer, Cáritas denuncia el mayor impacto de la pobreza en las mujeres. La mayoría de las personas atendidas en Cáritas Diocesana de Granada son mujeres en situación de pobreza y exclusión social
Según datos de la última memoria publicada por Cáritas Diocesana de Granada, las realidades de pobreza y exclusión tienen un claro perfil: mujer, española, entre 30 y 44 años de edad, con hijos a su cargo, desempleada, sin ingresos y con estudios básicos.
6 de cada 10 personas acompañadas son mujeres
El informe recoge la atención y acompañamiento a más de 6.500 personas en diferentes programas de acción social, donde las mujeres representan la mayoría. Según Luisa Mª Maeso, directora Cáritas en la diócesis de Granada, “las mujeres continúan siendo la población mayoritaria atendida por Cáritas. Seis de cada diez personas que acompañamos son mujeres”. Esta realidad refrenda las conclusiones del VIII Informe Foessa, y expone el mayor riesgo de pobreza (20%) en los hogares sustentados por mujeres y más aún en hogares monomarentales, dónde se suman las dificultades derivadas de la conciliación. Dato coincidente con el incremento al 18% de los hogares monomarentales atendidos por Cáritas en 2018.
Tal y como reflejan las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), en Granada el número de mujeres desempleadas (44.900) supera al de hombres en similar situación (38.900). En este sentido, Maeso incide en que «la mayoría de las mujeres presentan cargas familiares y muchas no disponen de apoyo, por lo que la flexibilidad horaria es demasiado limitada para la búsqueda de empleo e inserción laboral”. Y subraya “la necesidad de potenciar medidas que fomenten la conciliación laboral y familiar”. Las dificultades derivadas de la conciliación junto a la debilidad ya conocida de nuestro mercado laboral, en el que imperan los contratos temporales, a tiempo parcial y bajos salarios, colocan a las personas en situaciones de exclusión y de pobreza económica.
Ayuda integral para la igualdad de oportunidades
Cáritas apuesta por las mujeres como motor de desarrollo, ya sea desde la acción sociocaritativa donde sus agentes, voluntarios y contratados, tiene mayoritariamente rostro de mujer (70%), como en el acompañamiento a mujeres en situación de exclusión social a través de programas específicos.
Bienvenida Bueno, responsable técnico de Territorios e Intervención Social, pone en valor la labor realizada “para que las mujeres tengan igualdad de oportunidades, de manera que puedan planificar su vida y sean más autónomas. En Cáritas trabajamos desde diferentes ámbitos como son la cobertura de necesidades básicas, la formación e inserción laboral o los programas socioeducativos específicos para la mujer como el proyecto Caminando Juntas, dirigido específicamente a las mujeres más vulnerables”.
Desde 1996, el proyecto educativo “Caminando Juntas” trabaja de manera integral en la recuperación personal e inserción socio-laboral de mujeres en situación de marginación. Gracias a éste programa en 2019, cerca de 200 mujeres con serias dificultades económicas y de inserción, recibieron formación básica en salud, prevención en violencia de género, habilidades sociales, alfabetización, orientación y acompañamiento en la búsqueda activa de empleo.
Tal y como recuerda Maeso “en Cáritas somos testigos de cómo la escasez de formación y habilidades juegan un papel determinante para la inclusión social”. Los datos revelan que el 21% de las personas atendidas carecen de estudios y cerca del 60% dispone de estudios básicos completos. Como expone Bienvenida, todo ello unido a “la falta recursos económicos, la responsabilidad no compartida en la crianza de los hijos o la escasez de apoyo y redes sociales, provoca el menoscabo de la propia autoestima y motivación, cronificando las situaciones de exclusión”.
La doble marginación de ser mujer e inmigrante
Bienvenida enfatiza además “las serias dificultades que muestran las mujeres inmigrantes para acceder al mercado laboral, a pesar de tener formación y aptitudes para determinados puestos de trabajo, por carecer de documentación». Una doble marginación cifrada en un 56% en los perfiles de atención y que informan del aumento en 2019 de mujeres de nacionalidad extracomunitaria y demandantes de asilo político (mujeres procedentes de Venezuela, Colombia, Chile, etc.).
El informe anual del programa recoge específicamente el refuerzo en el acompañamiento a mujeres víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual. Tal y como expone la responsable “este último año el trabajo de calle ha puesto sobre la mesa un notable incremento de pisos prostíbulo en zonas muy céntricas de la capital”. Y subraya “es preocupante el notable incremento de mujeres que ejercen la prostitución y/o que son víctimas e trata de seres humanos y los efectos que todo ello origina: adicciones, enfermedad mental, violencia, etc.”