Editorial EL FARO.-
ORGULLO DE LAS MUJERES Y HOMBRES EL CAMPO
El 19-F pasará a la historia por la gran movilización de los hombres y mujeres del campo granadino en defensa de unos precios justos en origen. Se ha llegado a una situación de asfixia insostenible que somete a los agricultores y ganaderos a soportar la imposición de las grandes distribuidoras que, a veces sin pisar el terruño, son finalmente los principales beneficiarios de las múltiples cosechas que se cultivan en la provincia de Granada en general, y en la Costa Tropical en particular.
A estas alturas, a nadie escapa que muchas comarcas de la provincia viven esencialmente de la agricultura, principal fuente de riqueza, creadora de empleo y sustento de miles de familias. Y no solo eso, es vital para el mantenimiento de nuestros pueblos y, al tiempo, evitar que crezca la recurrente y cierta despoblación.
Esta vez las gentes del campo ha dicho “sí” de manera conjunta a movilizarse sin fisuras, a diferencia de otras convocatorias pretéritas, la última, la reivindicación de las conducciones de la presa de Rules, que ni de lejos, congregó a un número considerable de personas en la concentración y posterior manifestación que concluía en la plaza de la Coronación de Motril. En este 19-F no podemos aplicar la manida, al tiempo que cierta frase de “los granadinos, en general, somos indolentes para defender con uñas y dientes las demandas endémicas que afectan a nuestra provincia, a nuestra propia prosperidad”. Esa apatía y desunión generalizada -que parecemos llevar los granadinos-, casi inyectada en vena generación tras generación, se ha volteado hoy para demostrarnos que cuando queremos, podemos. Sin ambages o justificaciones banales en donde el árbol nos impide ver el bosque.
Este miércoles, con casi 1.000 tractores y unos 15.000 manifestantes del sector agrícola y ganadero granadino por las calles de la capital, ha de servir de catarsis y cambio de mentalidad a la hora de afrontar con vehemencia cívica que Granada, en su conjunto, debe seguir creciendo sin miedo a nada. No podemos seguir sintiéndonos inferiores ante otros territorios del país. Ciudadanos, colectivos empresariales, comerciales, sindicales, medios informativos e instituciones tienen -tenemos- la obligación de sumar de manera unitaria para mejorar el presente y dejar un futuro más estable a nuestras venideras generaciones. Las gentes del campo, hoy, se están jugando el mañana de sus hijos e hijas. La continuidad de las explotaciones agrarias.
Hoy debemos sentirnos orgullosos de una manifestación multitudinaria e histórica en la capital granadina con la participación de cientos de agricultores de la Costa Tropical, arropados por sus instituciones más cercanas. Sin duda, queda patente que la unión hace la fuerza, y son muchos los hombres y mujeres afectados que están trasladando la situación crítica que sufren, de ahí, la especial sensibilidad que se está palpando en las calles de la capital, para acabar con la asfixia económica del sector, cada vez más endeudado por los bajos precios en origen que reciben por sus cosechas agrícolas. La situación verdaderamente es insostenible para el campo granadino, y afortunadamente se ha dicho alto y claro ¡basta!, ante el abuso de precios entre el agricultor y el consumidor.
Queda mucho camino por delante, la pelota queda depositada ahora en el tejado de las administraciones competentes, que sin debates estériles y postureos absurdos, deben no hacer oídos sordos a una petición, la del sector primario, tan justa como necesaria. En resumen, no solo está en juego el sustento de miles de familias, sino también la dignificación del sector.