LA NAVIDAD Y OTRAS FIESTAS Y JOLGORIOS
La fiesta, solo puede nacer de una experiencia profundamente vivida, sentida y compartida.
Toda fiesta nace de un encuentro gozoso donde se comparten dones inestimables que iluminan, dan sentido y llenan la existencia de alegría… Y si esto no existe, no puede haber fiesta auténtica y verdadera.
No se puede hacer reír a la gente por decreto, ni se puede hacer aflorar los sentimientos más nobles del ser humano, un día concreto, porque ese dia aparezca de color rojo en el calendario…
Sin embargo, se está intentando hacer de la Navidad una fiesta, vaciada de contenido, artificial y consumista.
Una Navidad desvirtuada, convertida en un cuerpo sin alma, en una falsa imagen de sí misma.
Y esto tiene una explicación:
En un modelo de vida y de sociedad tan efímero, tan frío e insustancial, como el que nos envuelve, donde todo responde, de forma automática, a la programación consumista… no tenemos más salida que relativizar el Místerio de la Navidad.
Porque, en una sociedad con estos planteamientos, nos sobra el Misterio… y mucho más este Misterio de la Encarnación, donde Dios se nos hace presente en los lugares más insospechados e incómodos… entre las personas y los pueblos más vulnerables, que tienen la vida amenazada por la precariedad, el desempleo, la violencia, la falta de libertad o la escasez de medios … Y, sobre todo, porque desde ahí Dios nos llama y nos compromete… Lo cual, si somos coherentes, nos obliga a trabajar, sin descanso, por sacar adelante la dignidad de tantos inocentes.
Pero nosotros, preferimos seguir con nuestra loca pretensión de arrancar lo sobrenatural de nuestra naturaleza y desplazar a este Dios profundamente comprometedor, tan arraigado y encarnado en nuestra vida.
Hemos decidido, sacudirnos el Misterio.
Y así nos va…
Porque el dolor de una amputación tan profunda, no se alivia en los consultorios psiquiátricos, ni con las pastillas antidepresivas, ni con un consumismo desaforado… ni con mil cosas más que nos echemos encima …
Por eso me atrevo a decir que intentar paganizar o desvirtuar la Navidad es un gran error… además de ser algo tremendamente aburrido.