RELATOS DE LA HISTORIA DE MOTRIL

LA CONSTRUCCIÓN DEL AYUNTAMIENTO DE MOTRIL. UN EDIFICIO DEL SIGLO XVII

MANOLO DOMÍNGUEZ -Historiador-

El edifico civil más importante de la ciudad de Motril es la Casa del Cabildo o del Ayuntamiento, sede de la Corporación Municipal y, por lo tanto, centro neurálgico del gobierno local de la ciudad.

Desde 1480 existía en la legislación real disposiciones destinadas a obligar a todos los pueblos de la Corona a la construcción de casas públicas dedicadas exclusivamente al gobierno municipal y después de la conquista de nuestra localidad por el ejércitos de los Reyes Católicos y concedido el autogobierno a la entonces villa en las capitulaciones con los mudéjares motrileños en septiembre de 1500, se establece la Casa del Cabildo en la actual calle de Zapateros, ocupando el mismo edificio donde había estado la administración municipal musulmana y lindante con la mezquita mayor, que se había consagrado en 1492 como la primera iglesia parroquial motrileña bajo la advocación de Santiago Apóstol. En  esta casa del Ayuntamiento musulmán se estableció el primer gobierno municipal cristiano y la cárcel, edificio que sufrió el asalto de los berberiscos en la noche del 3 de diciembre de 1507.

Según parece, en 1517 este primer edificio municipal estaba en mal estado y amenazada ruina en algunas de sus dependencias por lo que el Concejo decidió abandonarlo y a partir de 1519 las sesiones de cabildo empezaron a celebrarse en una casa particular que se alquiló para que sirviese de sede al citado Concejo Municipal.


Plano inicial del edificio del Ayuntamiento. 1631.

En 1537 se acordó construir un nuevo edificio para la Casa de la Villa, para lo que se adquirieron y tomaron a censo unos terrenos en la Plaza Mayor pertenecientes a la marquesa de Valera y otros colindantes propiedad de la familia Ágreda, hasta poseer un total de 150 metros cuadrados de solar. Se terminó la obra de este edificio en 1541 y estuvo a cargo de los maestros de obras Juan de Luciana y Bernabé de las Peñas, costó 150 ducados. De esta casa capitular tenemos muy pocos datos, solamente que tenía dos plantas de altura y que se pintó exteriormente en almagre y blanco. La conclusión de la obra fue tasada por los maestros albañiles de Granada Juan el Bahalí y Blas del Pino.

En este edificio se estuvieron realizando las tareas de gobierno municipal hasta que en octubre de 1620 siete galeras turcas que antes habían atacado y saqueado Adra, vinieron a la playa de Motril con la intención de desembarcar y atacar la villa, pero ante el importante número de soldados que se mandaron desde Granada, dos compañías de 100 hombres, una Motril mandada por el capitán Martin López de Moncayo y otra a Salobreña al mando del también capitán García de Rivera y las compañías de vecinos que acudieron a defenderla; no se atrevieron a hacerlo, contentándose con quemar algunos barcos anclados junto al peñón de Salobreña. Debido a la inminencia del ataque hubo que armar rápidamente a todos los vecinos disponibles y como la pólvora para los mosquetes y arcabuces se guardaba en la Casa Cabildo allí fueron a sacarla sacarla un regidor, un alférez y varios vecinos  para distribuirla entre los hombres que irían a defender la playa. Con la premura de repartir la pólvora a vecinos y soldados, ese viernes 16 de octubre del citado año de 1620, un  alférez intento abrir un barril de pólvora con una daga y dando accidentalmente un golpe con la punta del puñal en un clavo de la tapa del barril, saltó una chispa que provocó una gran explosión, percibida por la gente como un terremoto, y un pavoroso incendio que destruyó prácticamente todo el edificio municipal y la cárcel que se encontraba a sus espaldas, produciéndose la muerte de  unas 40 personas, además de los presos que se abrasaron todos.

Muchos cuerpos se encontraron a trozos esparcidos por los tejados de las casas colindantes, otros murieron carbonizados y muchos aplastados al derrumbarse el edificio. Una enorme tragedia donde perecieron muchos motrileños entre  los que se encontraban Juan Francisco Gutiérrez Ramírez, Juan de Padilla Delgadillo, Juan Salmerón, Luis de Salcedo, Antonio Díaz de Lara, Ontiveros el boticario y Luis de Bretes.

La villa se quedó de nuevo sin edificio municipal y el Concejo para celebrar cabildo debía reunirse en el mesón que había en la calle Puerta de Granada o en la casa del alcalde mayor, hasta que el 3 de septiembre de 1631 se llegó al acuerdo se construir un nuevo Ayuntamiento sobre la ruinas del anterior, nombrándose como comisarios de la obra al alcalde mayor, Diego de Valcárcel, y a los regidores Estefano de Mortara y Juan de Molina Salcedo, quienes prepararon las condiciones de la obra de albañilería y de la carpintería, organizando la subasta, que fue adjudicada el 21 de octubre a los maestros albañiles motrileños Isidro Lachica y Juan Ruiz y a los carpinteros Juan Martín y Juan Muñoz, por un precio total aproximado de 2.000 ducados.


Plano definitivo del edificio del Ayuntamiento. 1631

La obra se concluyó completamente, tras bastantes problemas económicos, en 1730 y para recuerdo histórico se colocaron a ambos lados de la puerta de entrada dos cartelas de piedra con la fecha de terminación, siendo corregidor Luis González Torres de Navarra, las mismas que se conservan hoy en el actual edificio municipal.

En general, el edificio ha debido tener numerosas reformas y obras a lo largo de sus casi 300 años de existencia. El siglo XIX sufrió daños en los terremotos de 1804 y 1884. Como consecuencia de estos últimos se derribaron los dos torreones laterales de su configuración original. En el siglo XX conocemos tres grandes remodelaciones. La primera realizada en la primera década de la centuria eliminó, para ganar espacio, el patio porticado, las grandes escaleras de acceso a la planta superior y modificó, prácticamente al completo, las crujías laterales y posterior del edificio, conservando con integridad la crujía de la facha principal. La siguiente remodelación tuvo lugar en los años 60, derribándose la casi totalidad del edificio, con la sóla excepción de la crujía de la fachada principal, anexándole una casa situada en su lateral norte para ampliar las dependencias municipales. La última obra se realizó a fines de los años 80 y primeros de los 90, en ella se volvió a dar una nueva configuración a la estructura del edificio para hacerlo aún más funcional, recuperándose el concepto de patio central sobre el que se articula en la actualidad la totalidad del edificio. También, en esta última reconstrucción, se respetó íntegramente la antigua fachada y crujía delantera como los más significativos elementos arquitectónicos e históricos del palacio Consistorial.

Esta tiene tres cuerpos de alzado separados por impostas. En el cuerpo bajo se abre la gran portada con arco de medio punto enmarcado por pilastras cajeadas y alfiz tratado como cornisa, todo muy decorado con yeserías de motivos vegetales y veneras. Esta portada esta flanqueada por dos vanos o ventanas sin decoración, sobre los que aparecen dos cartelas elipsoidales en piedra orladas por yeserías con motivos vegetales, donde se recuerda la fecha de terminación de la obra original. La segunda planta presenta balconada corrida sobre tornapuntas de hierro forjado y tres vanos adintelados rectangulares. El central aparece enmarcado por una especie de pilastras constituidas por un entramado de hojarasca en yeso y entablamento, en cuyo centro aparece florón de yesería y en la superior el escudo heráldico de la ciudad, también orlado con yesería de motivos vegetales y jarrones en los extremos. Los huecos laterales aparecen encuadrados por pilastras toscanas y frontón triangular con semibola en el centro de los tímpanos. Igual decoración presentan los tres balcones de la tercera planta, que pienso que deben ser una modificación del siglo XIX, cerrando la galería de arcos de medio punto que seguramente constituía el último cuerpo del edificio. Rematando el edificio tenemos una cornisa con decoración de tacos.

Interiormente solo hay que destacar los esplendidos alfarjes de influencia italiana que cubren los techos del zaguán de entrada y de las antiguas salas capitulares baja y alta. En ellos las jácenas decoradas con estrellas pintadas, están soportadas por grandes canes manieristas policromados y el conjunto se resuelve con casetones cuadrados y roseta central en cada uno de ellos, todo de muy bien gusto y elegancia, alfarjes que son seguramente los mismos de la obra original del siglo XVII-XVIII.

De la construcción de la Casa del Cabildo motrileño de 1631 se guardan en el Archivo Municipal las condiciones para la obra de albañilería y carpintería y dos planos de planta. El primero de ellos corresponde al proyecto inicial previsto por los maestros de obras y el segundo fue el que se realizó definitivamente tras al acuerdo del cabildo de retranquear el nuevo edificio 2,5 metros con el fin de ensanchar la plaza. Estos documentos, que edité en edición facsímil en el año 2000 con motivo del 500 aniversario de la constitución del Ayuntamiento cristiano, nos pueden dar una idea muy aproximada de como en el Motril de aquellos años, la Corporación motrileña se preocupaba por dotar a la villa de un edificio público de la categoría digna a la importancia urbana y económica que fue adquiriendo Motril a lo largo del siglo XVII.

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