Ortega Smith son todos
Notre Dame fuimos todos, Charly Hebdo fuimos todos, Londres fuimos todos, Barcelona fuimos todos. Así quisimos y queremos mostrar nuestra solidaridad, con quienes son víctimas de hechos traumáticos a lo largo y ancho del planeta.
Pues bien, tras la vergüenza provocada por el secretario general de VOX, con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres y la posterior actuación del PP, votando en contra de su reprobación en el Pleno del Ayuntamiento de Madrid, podemos cambiar el tiempo verbal de la frase y llegar a la conclusión de que “Ortega Smith son todos” y en ese “todos” se incluyen quienes en parlamentos, ayuntamientos y diputaciones de Madrid, Andalucía, Murcia, Castilla y León, Córdoba, Sevilla, Granada y todos aquellos lugares donde sus votos son necesarios para mantenerse en el poder, no dudan en mirar para otro lado y tragar con el ideario ultra de Vox. De ahí que la vergüenza que el lunes nos produjo Ortega Smith, también nos la produzcan Martínez-Almeida, Díaz Ayuso, Moreno Bonilla, Juan Marín, Sebastián Pérez, Luis Salvador y todos aquellos que venden su alma al diablo de Vox, a cambio de mantenerse en el poder.
Creo firmemente que Ortega Smith se ha convertido, muy a su pesar, en uno de los mayores revulsivos en la lucha contra la violencia machista, al provocar la repulsa unánime ante su infame comportamiento y creo también que el pasado día 25, sobrepasó todos los límites de la decencia política y humana, definiéndose como el cobarde, el manipulador y el mentiroso que es.
Cobarde al ser incapaz de mirar a la cara a una víctima que le exigía que no politizara la lucha contra la violencia machista, después de una de las soflamas más vomitivas que nadie haya escuchado jamás en un acto con motivo del 25N; manipulador, porque tanto él como su partido intentaron inmediatamente desprestigiar y difamar a Nadia Otmani, de todas las maneras posibles y mentiroso, porque ante la que le estaba cayendo, no se le ocurrió otra cosa que “culpar” a una cadena de televisión, de haber planeado y orquestado todo el asunto, lo que se ha demostrado tan falso, como todo lo que sale por la boca de semejante esperpento.
Solo 48 horas después de que el facineroso de Ortega Smith protagonizara tan vergonzoso episodio y de que el alcalde de Madrid, le reprochara su vomitiva intervención, el Ayuntamiento de la capital debía decidir ayer, si debatía y en su caso reprobaba a tan vergonzante personaje por unos hechos tan lamentables. ¿Qué dirán ustedes que votó el alcalde y su partido? pues que no.
Afortunadamente Ciudadanos se salió del redil ultra, al que lo ha conducido en los últimos meses el fenecido Albert Rivera y votó a favor de la reprobación, con una intervención valiente y comprometida de la vicealcaldesa, Begoña Villacís, con la que gana muchos enteros en el mercado de la decencia política, el mismo en el que se hunde hasta las cejas, un alcalde que con su voto de ayer también se convierte en Ortega Smith.
Visto que quienes tienen en su mano cortar las alas a semejantes carroñeros no lo van a hacer, tendremos que ser los ciudadanos quienes les paremos los pies, porque no podemos consentir que esos matones destrocen la convivencia en este país.
Como ha dicho el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, “si hay una manifestación clara y evidente de la fractura de los principios básicos de nuestra convivencia, esta es sin duda la violencia de género que evidencia el más cruel reflejo de la desigualdad entre hombres y mujeres, así como una intolerable violación de derechos y libertades fundamentales”. Pues bien Vox ha dinamitado ese consenso, impidiendo que por primera vez en 14 años, las diferentes instituciones hayan podido aprobar declaraciones institucionales contra la violencia machista. Pero es que además han enfangado esa convivencia en otros terrenos, criminalizando a los menores inmigrantes, a la comunidad LGTBI, queriendo romper el consenso sobre el estado autonómico y revertir el derecho al aborto de las mujeres. En definitiva quieren hacer regresar a nuestro país, a los años más negros de nuestra historia reciente, con el incomprensible apoyo de más de tres millones de votantes. Todos ellos también son Ortega Smith.
Quien no tiene reparo alguno en blanquear semejantes barbaridades para así mantenerse en el poder; quienes como Almeida, Ayuso o Juanma Moreno, les ríen las “gracias”, adoptando su terminología y llevando a presupuestos públicos sus planteamientos misóginos, machistas, homófobos, aporófobos y xenófobos, son todos Ortega Smith, algunos menos altos, pero todos igual de impresentables
Solo una cosa más, quien no es capaz de escuchar y mirar a la cara a una víctima de violencia machista, se convierte en cómplice de su verdugo.
Agustín Martínez -periodista-
(La Voz de Granada)