El concejal Andalucista Antonio Escámez entiende que resulta una visión penosa observar cómo disminuye día a día la población de palmeras (variedades “Canariensis” y “Dactylifera”) por culpa del llamado ‘Picudo Rojo’.
Si no se presta la atención y tratamientos correctos se terminará acabando con la totalidad de las palmeras Motrileñas de las variedades mencionadas.
Escámez destaca que una palmera necesita entre 20 y 30 años para que alcance una altura considerable, existiendo en numerosos espacios públicos de Motril ejemplares de destacada importancia ambiental y estética, y por tanto, todos los motrileños sentimos profundamente cuando se tiene que cortar una palmera que hemos ido viendo crecer.
Desde el Grupo Andalucista de Motril «sentimos cuando hay una palmera infectada en un espacio público o privado y no se le aplica ningún tratamiento, dejándola morir. Esta terrible situación se está dando en todas las palmeras existentes en las márgenes de la Nacional 340, en el Llano de Carchuna y Calahonda», añadía el portavoz.
Para el PA «se cortan directamente cuando se ven afectadas y no tienen otra solución posible, atendiendo al principio de ‘muerto el perro muerta la rabia’. De igual manera, los andalucistas han observado que el palmeral del Paseo de las Explanadas o la Plaza de las Palmeras, espacios emblemáticos de Motril, muestran los utensilios utilizados para la aplicación de los tratamientos, aunque dicen desconocer cuál es el protocolo de actuación que se está siguiendo.
Antonio Escámez, destacando que las palmeras han sido y son una parte muy importante en el entorno urbano de la ciudad de Motril, ha presentado una pregunta para su debate en pleno municipal, en la que se cuestiona al Gobierno Municipal sobre los tratamientos que se están aplicando a las palmeras de la ciudad, sobre si hay algún catálogo de palmeras afectadas en suelo público o privado y sobre el protocolo para eliminar las palmeras sin solución.