Las presuntas delincuentes operaban en cinco ciudades distintas.
Según fuentes policiales, las arrestadas trabajaban por encargo, así, cuando se les encargaba un trabajo, elegían el establecimiento o comercio en el que practicar el robo.
Operaban de inicio dos o tres componentes del grupo, quienes se introducían en el interior del comercio y mientras unas entretenían a los empleados, otras se hacían con los objetos posteriormente sustraídos. Con el botín en su poder, mediante gestos previamente concertados, informaban al resto de las integrantes del grupo que permanecían en el exterior para que les facilitaran la huida. Las presuntas delincuentes han indicado que no dudaban en emplear la violencia en el caso de ser interceptadas.
La policía localizó a las ahora detenidas, todas con antecedentes por hechos similares, en el barrio de La Palmilla de la capital malagueña, desde donde después de planificar los actos delictivos, se desplazaban hasta los centros comerciales de las distintas localidades para llevar a cabo los hurtos.
Esta operación policial ha permitido esclarecer veinticuatro delitos cometidos por estas ocho mujeres pertenecientes a un mismo grupo de delincuencia organizada.
