Desde que se agudizó la crisis hicimos intentos por mantener EL FARO en su edición impresa, no ha sido posible. Relatar las vicisitudes y decepciones ya no merece la pena; sólo constatar que este decano, cerrado -de momento- por la falta de recursos económicos, (o sea la publicidad y venta, que dicho sea de paso ha sido nuestro único sostén durante más de 35 años) es una publicación a la que la ciudadanía -que lo ha conocido- le tiene en buena estima y muchos de ellos le echan en falta.
Su ausencia se podía haber evitado si algunas puertas a las que se ha tocado hubieran respondido, pues con algunos empujoncitos y nuestro esfuerzo y trabajo estaría en la calle.
Con los nuevos tiempos tratamos de mantener el contacto con nuestros lectores a través nuestra edición digital: elfaromotril.es; pero el sunami económico es tan fuerte que nos hemos venido a la frontera.
Desde aquí seguimos manteniendo el pulso de la actualidad, aunque algo a distancia y con menos fragor.
Tres meses justos después de publicar la última noticia nos reincorporamos a contarles lo que pasa por estos lares y trataremos, en lo sucesivo, de opinar sobre ellos.
La frontera es un lugar que tenemos en Motril desde donde una naviera apostó por traer y llevar a ciudadanos, mayoritariamente marroquíes, con sus tres líneas: de Motril a Melilla, de Motril a Nador, de Motril a Alhucemas y viceversa. (Tiempo tendremos de comentar esta apuesta de la naviera Armas que se mantiene sin las ventajas que, al parecer, tienen las que usan las líneas de Almería y Málaga).
Les aseguro que desde esta frontera se ve lo que pasa y lo que no pasa de otra manera.
OBSERVACIÓN: Como la columna de opinión de esta edición digital no se ha movido desde hace tiempo, invitamos a todo aquel que tenga algo que decir y quiera que conozcamos a que nos mande su opinión al correo: redaccion@elfaromotril.es