Domingo López Fernández
Viernes Santo, día oficial de luto por la muerte del Redentor. Radiante en su mañana y con temperatura claramente primaveral la jornada ha amanecido sin nubes en el horizonte y con una clara invitación a salir a la calle para recorrer “las estaciones”. Para el católico esta antigua tradición se refleja en la visita a siete templos de la ciudad con idea de orar frente al sagrario a modo de particular vía crucis dado que recuerda los traslados que Jesús padeció en el enjuiciamiento previo a su pasión. En la esencia de la fe es día de ayuno y abstinencia de carne y por ello en la mayor parte de hogares motrileños la gastronomía manda degustar el tradicional potaje de garbanzos seguido de una buena fuente de tortas de bacalao y, como postre, roscos de Semana Santa, aunque aquí la variedad es mayor y puede ser endulzada con pestiños, leche frita, arroz con lecho o biscochos. En el plano estrictamente litúrgico no se celebra misa en las iglesias, habiéndose celebrado este año un novedoso via-crucis en la mañana que ha sido organizado por la parroquia de la Encarnación y que ha llevado a los fieles en sus lecturas a través de un escogido itinerario en la ciudad.
A las 21:00 hrs. de la tarde del viernes y con luz propia del día tenía fijada su salida penitencial la cofradía del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores desde su sede canónica, la iglesia Mayor. En verdad el cortejo ha salido con puntualidad, pero se ha visto detenido en la escalinata de la iglesia con objeto de dar una pequeña tregua a la cofradía de la Vera Cruz para reorganizar su cortejo una vez resuelto el incidente acaecido en la calle Romero Civantos. Con esta tesitura ha dado inicio la estación de fe disponiendo en su frente dos timbales y la cruz guía escoltada por dos grandes faroles. A continuación, un numeroso grupo de niños integrantes del grupo joven de la hermandad al que siguen el guión de la cofradía y los hermanos de penitencia con cirios en la mano. El libro de reglas, la bandera pasionista y el estandarte sacramental ocupan los respectivos tramos de la comitiva juntamente con la popular “bacalá” para dar precedencia a la representación de la parroquia que ostenta su titular, D. José Albaladejo. Se dispone a continuación la urna de Cristo, realizada en plata de ley y que muestra en su interior el cuerpo del Redentor con el rictus de la muerte plasmada en su rostro. Esta impresionante imagen del Yacente es obra del escultor Domingo Sánchez Mesa y fue ultimada en el año 1947 para inaugurar un año después su primer desfile procesional por las calles de Motril. Por lo que respecta a las características propias del paso hay que significar que ha sido repujado en plata en los talleres de Moreno Romera y marcha en el tradicional estilo malagueño de que ha hecho gala esta cofradía desde su refundación. Inmediatamente detrás del paso figura el palio de respeto portado por cuatro hermanos y la corporación municipal que de forma institucional representa al cortejo desde los primeros tiempos de su organización.
En la disposición de la procesión abre la sección mariana de Nuestra Señora de los Dolores la cruz parroquial escoltada por dos faroles y dos largas filas de hermanos con picas en la mano juntamente con la bandera concepcionista y el tradicional cuerpo de camareras en traje de mantilla. Finalizado éste marcha la representación de la Guardia Civil del Mar en calidad de mayordomos de honor y el cuerpo de incensarios que antecede al paso de palio. La Virgen de los Dolores es una imagen de vestir obra del escultor Antonio Illanes, quien la talló en el año 1952 para acompañar al titular cristífero y va inmejorablemente ataviada para la ocasión por su vestidora, la motrileña Mari Carmen Artillo. Al igual que el paso de la sagrada urna, el de palio marcha en varal malagueño y va portado por una cincuentena de hermanos de la cofradía. Por lo que respecta al adorno floral distinguen a éste los conjuntos de rosas y claveles bancos entre los que se hacen destacar los matices grises de las flores de cera siguiendo la originalidad impuesta por la vestidora de la Virgen. Significativo resulta señalar que ambos pasos ostentan sendos crespones negros en memoria de los hermanos fallecidos, entre ellos el cofrade Francisco Guindos Claret y Paulino Martínez Martín. En cuanto al acompañamiento musical destacar que por primera vez en su historia sigue a la Virgen de los Dolores la Asociación Musico-Cultural “Villa de Íllora”, que ha interpretado excelentes composiciones en determinados tramos del recorrido, particularmente al paso de tribuna con las marchas “Mater mea” y “La muerte no es el final”, ésta última reiterada al momento del encierro en la plaza de España.
El itinerario señalado por la junta de gobierno de la cofradía para este año ha sufrido un sensible recorte con respecto al de años precedentes, de forma que partiendo desde la iglesia de la Encarnación ha continuado por plaza España, Victoria, San Agustín, García Pizarro, Díaz Moreu, Emilio Moré, Gaspar Esteva (Carrera Oficial), Bustamante, Vistabella, Javier de Burgos, Catalanes, Díaz Moreu, Romero Civantos, plaza España y de aquí la clausura en su templo. Siguiendo la tradición impuesta con el devenir de los años los tronos del Cristo Yacente y la Virgen de los Dolores han quedado igualados al inicio de la plaza y han marchado conjuntamente hasta situarse frente a las escalinatas de la iglesia Mayor. Con esta disposición y con bastante retraso sobre la hora anunciada en el libro oficial se procedía al encierro del paso de la urna de Cristo y minutos más tarde lo hacía el de Nuestra Señora de los Dolores a los sones himno nacional. Como viene siendo ya costumbre habitual, una inmensa multitud de personas se ha aprestado en los alrededores de la iglesia para asistir a la clausura de la estación de fe de la que es considerada procesión oficial de la Semana Santa Motrileña.
