Domingo López Fernández
El pasado 5 de marzo, miércoles de ceniza, las iglesias motrileñas han celebrado el inicio de la cuaresma, rito singular que recuerda los cuarenta días de ayuno y oración que Jesús padeció en su retiro al desierto. Fiel a la liturgia, en todas las parroquias se ha verificado la ceremonia de imposición de la cruz sobre la frente de los fieles, acto que invita a todos a la reflexión y el arrepentimiento.
Con esta conmemoración se inician los cuarenta días que preceden a la festividad de Semana Santa, periodo de tiempo en el que se van a suceder innumerables actos entre los que van a destacan cultos, traslados de imágenes, pregones, presentaciones y jornadas cofrades. Todo un ambiente de gala, pues, que adelanta por momentos el sentido y significado de lo que es la pasión y muerte de Cristo.
Como todos los años la cuaresma motrileña sirve de punto de arranque para la diversidad de actos en los que se ven inmersas las cofradías y hermandades de la ciudad.
Previo a ellos y siguiendo la tradición instaurada décadas atrás, Motril celebró el pasado viernes el culto a Jesús de Medinaceli, festividad religiosa que goza de gran raigambre en numerosas poblaciones de España, entre ella Cádiz, Hellín o Madrid. Es precisamente en esta última, en la basílica de su nombre, donde los medios de comunicación centran el gran arraigo y veneración de este Cristo Cautivo ya que un miembro de la Casa Real acude todos los años a sus cultos para besar sus pies. Como en Madrid, la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación cuenta entre sus titulares una devota imagen con la misma advocación que fue donada en 1943 por una familia motrileña radicada en la capital. En las últimas décadas la devoción al Cristo de Medinaceli viene desplegando un profundo fervor entre la feligresía motrileña y como tal se dejaba ver en la mañana del viernes cuando se congregaron a las puertas de la iglesia un numeroso grupo de personas que esperaba su apertura. Durante todo el día ha sido incesante el desfile de fieles para rezar ante la efigie y rogarle el cumplimiento de un deseo de los tres que se le piden. Como es tradicional el altar de cultos ha sido erigido junto a la pila bautismal, donde se han habilitado bancos a su alrededor para facilitar el momento de la oración a los devotos. El artífice del mismo, José Manuel Gómez, mostraba en la tarde su satisfacción por la respuesta dada por los motrileños y reconocía que el fervor va ganando adeptos cada año sin distinción de edades. Es más, se congratulaba que este año una representación municipal con su alcaldesa a la cabeza ha visitado el templo y se ha interesado por la historia y la tradición de la imagen. Los actos del culto al Cristo de Medinaceli se daban por finalizados pasadas las 21 hrs. de la noche cuando abandonaban el templo los últimos devotos.
En la misma tarde del vienes, a las 20:30 hrs, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Perdón efectuaba el traslado de su titular desde el templo parroquial hasta su sede canónica, la iglesia del Carmen. La imagen de Jesús Preso que tallara el imaginero Domingo Sánchez Mesa fue colocada sobre unas sencillas parihuelas y en un corto trayecto fue portada por sus hermanos hasta el templo en el que ha de recibir los cultos que le han de dedicar sus cofrades en los próximos días. A la misma hora y desde la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza tenía lugar el santo vía-crucis que ha organizado la hermandad de penitencia de Nuestro Padre Jesús de Pasión. Con extraordinaria solemnidad la junta de gobierno que preside el motrileño Manuel Castro Vallecillo dispuso en la calle un sencillo cortejo que abría la cruz parroquial, el estandarte cofrade y cuerpo de ciriales al que seguían la Capilla musical del Cristo de la Paz de Granada. Tras ellos, el impresionante paso de Jesús de Pasión y la representación de la parroquia que personifican el vicario territorial, D. Juan Bautista Amat y el sacerdote Moisés Fernández. El rezo de las estaciones se ha dispuesto a lo largo del recorrido fijado, que ha transcurrido por las calles de González Cervera, plaza del Tranvía, Huerta Estévez, Cruz Verde, Plaza de las Palmeras, Catalanes, Muralla, José Felipe Soto y avenida de Salobreña, para desde aquí proceder al regreso a su sede canónica.
El último de los actos cofrades tenía lugar en la tarde del sábado, día fijado por la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa para impartir el pregón oficial de Semana Santa. En esta ocasión el Teatro Calderón de la Barca se llenaba materialmente de público para escuchar al pregonero designado para este año por la junta de gobierno, el motrileño y cofrade Antonio Ruiz Blanco. En el acto le acompañó una presidencia que componían el párroco de la iglesia de la Encarnación, D. José Albaladejo, la alcaldesa de la ciudad, Dª Luisa María García Chamorro y el presidente de la Agrupación de Cofradías, D. Carlos de Valdivia. Por expreso deseo del pregonero sobre las bambalinas se hizo colgar el sin pecado de la Virgen de la Victoria, titular de la cofradía a la que se encuentra hermanado desde su infancia. Previo a su discurso la banda de música de María Santísima de la Esperanza interpretó un breve concierto de marchas procesionales que sorprendió por la alta calidad de las mismas dada su reciente constitución.
Iniciado el acto el pregonero fue presentado por la joven cofrade María Ángeles Rodríguez Tovar, quien destacó los lazos de amistad que le unen desde hace bastantes años a este activo motrileño que actualmente cursa estudios universitarios en la capital. Por su parte el pregonero comenzaba su discurso con una recreación de los días previos a la conmemoración de la Semana Santa en la que quiso resaltar su significación y el sentido cristiano que esta fiesta lleva implícito. Antonio Ruiz agradeció a su entorno familiar las enseñanzas recibidas y la fe que en todo momento han sabido impregnarle al hacerle hermano de la cofradía desde sus primeros años. Tras un recorrido por las distintas hermandades y cofradías que ejercitan su función penitencial en la Semana Santa motrileña hizo una señera alusión a las titulares marianas que reciben culto en la ciudad, tanto penitenciales como de gloria, aunque en este recorrido espiritual quiso finalizar con la que es guía y madre de sus sentimientos cristianos, la Virgen de la Victoria. Concluido su discurso y tras recibir un reconocimiento de la junta de gobierno de la Agrupación de Cofradías y Hermandades, el pregonero fue felicitado efusivamente por el público presente y muy particularmente por sus hermanos de hermanda