LOMCE

BEGOÑA RAMÍREZ JOYA

La historia comienza con la aprobación de la LOGSE a la que luego siguió la LOE .La educación se hacía obligatoria hasta los 16 años. En un intento teórico de ampliar la formación educativa obligatoria que hasta ese momento era hasta los 14 años.

Luego hay que pasar del papel a la práctica y en la práctica los niños pasan de la escuela al instituto con 12 años, en un ambiente completamente diferente al escolar, rodeados de otros muchos más mayores y muchos de ellos sin la menor intención de estudiar nada. Los institutos de secundaria se han convertido en una institución fría y distante que intenta a duras penas mantener un equilibrio precario entre una enseñanza encorsetada e ineficiente en un ambiente en el que las demandas educativas y sociales han cambiado totalmente. Y luego nos quejamos de fracaso escolar.

El fracaso escolar comienza con leyes ineficaces e insuficientes, teóricas pero no prácticas, en las que el profesorado se ve muchas veces desbordado e inoperante. Esta LOMCE que ahora ha sido de momento paralizada (para que luego digan que no sirve de nada protestar) es una piedra más en un barco que ya lleva mucho tiempo medio hundido y a la deriva.

Una vez más la persona (en este caso los niños, nuestros hijos) pasan a ser objetos de la educación y no sujetos de la misma. Una educación que no contempla la diversidad y que pretende homogenizar recuerda mas a una fabrica de productos envasados todos con la misma forma y etiqueta. La sociedad no es homogénea, es diversa y de esa diversidad surge la vida y su desarrollo. Todo se complementa. No hay materias importantes y no importantes porque las artes y su significado también forman parte esencial de La vida. Nuestra parte racional se complementa con nuestra capacidad de abstracción y nuestro potencial creativo. ¿Cómo si no se hubiera producido el desarrollo humano? Rentabilizarlo ya es otra cosa, que es tarea más bien de especuladores y sátrapas, no de la educación.

La educación no es industria, es potencial constructivo. Es importante impartir conocimientos pero más aún proporcionar a los niños las herramientas necesarias para que sepan aprender y buscar, para que sean seres integrales y satisfechos. Para que desarrollen sin complejos sus habilidades. Sólo de esta forma contribuiremos a la construcción de una sociedad más respetuosa y libre. Y en el seno de una escuela pública, que cuente con los medios necesarios. Porque los guetos educativos proyectan en la instituciones educativos nuestro fracaso a la hora de construir una sociedad justa, volviendo a la implantación de un clasismo que debería estar trasnochado, pero que se niega  a desaparecer porque detrás de él subyace el imperativo de la dominación y la preeminencia. Creando así ciudadanos de primera, segunda o tercera fila, olvidando que humanos somos todos, incluso los que menos tienen. Midiendo una vez más la dignidad humana por la cartera.

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