DOMINGO LOPEZ FERNANDEZ
En el día de ayer, primer viernes del mes de marzo, Motril volvió a vivir con intensidad los cultos que tradicionalmente dedica al Santo Cristo de Medinaceli. Es, desde luego, una fiesta devota que tiene alcance nacional, pues desde hace una semana los medios de comunicación se vienen haciendo eco de las colas que aguardan los fieles en la puerta de la basílica madrileña en la que se encuentra entronizado el Cristo Cautivo titular de esta advocación. Ayer mismo las distintas cadenas nos acercaban las escenas de la reina de España acudiendo al templo para cumplir con el tradicional besapiés, presencia que fue ensalzada por varios miles de personas que aguardaban pacientemente su turno tras largas horas de espera.
Aquí, en Motril, el Santo Cristo de Medinaceli recibe culto en la iglesia Mayor, justamente en un pequeño altar ubicado junto a la Virgen de los Dolores. Es aquí donde a cualquier hora del día y del año se pueden ver a multitud de fieles orando junto a la imagen, escena que permite comprender la realidad e intensidad de la fiesta que el viernes se conmemoraba. Precisamente en la noche del jueves el Santo Cristo era trasladado hasta el espacio del coro al objeto de habilitarle el tabernáculo en el que había de quedar expuesto a la veneración. Como todos los años ha sido el cofrade José Gómez quien se ha encargado de los preparativos, aunque como viene siendo habitual ha contado con ayuda de otras personas piadosas ligadas al mundo cofrade, entre ellas Fernando Rubia y José Luis Lorenzo. En un futuro José Gómez se encuentra planteando la necesidad de dedicar al Cristo una solemne función de iglesia en la misma mañana del viernes y una procesión por las calles de la ciudad, idea ésta que los fieles le vienen reclamando con énfasis desde hace unos años.
A las 8,30 hrs de la mañana del viernes comenzaban a llegar al templo de la Encarnación los primeros devotos, muchos de los cuales aguardaban ya en las escalinatas del pórtico a la espera de inaugurar los cultos. Desde entonces y durante todo el día ha sido constante el peregrinar de personas hasta el punto de llegar a colapsar por momentos el lugar habilitado para los rezos. Ha sido tal la confluencia que por primera vez en su historia la iglesia no ha cerrado sus puertas a la hora del medio día y, en palabras de José Gómez, “Motril se ha convertido en un Madrid en pequeño”, símil que puede explicar el fenómeno religioso y la extraordinaria difusión que va cobrando la fiesta con los años. Según comunicaba a EL FARO, el viernes se rebasaron todas las expectativas de años precedentes, particularmente entre la juventud que se ha acercado hasta la iglesia para dedicarle al Cristo sus tradicionales rezos. También ha querido destacar la visita de fieles madrileños que se encuentran en nuestra ciudad y que han querido cumplir su manda acudiendo a los cultos. La fiesta del Santo Cristo de Medinaceli de este año finalizaba en la noche del viernes, cuando pasadas las 21 hrs abandonaban la iglesia los últimos fieles, no sin antes acercarse a la imagen para cumplir con la tradición de besarle los pies al Cristo Cautivo.