Muere un catedrático

FULGENCIO SPA CORTÉS

La Muerte no sabe de fechas entrañables, ni de categoría sociales, ni de las penas y dolor que dejan los muertos cuando mueren. No respeta la Muerte ni el saber de los que más saben. Y ha sorprendido a don Miguel Mergarejo Sanpedro, Catedratico de la Universidad de Granada, mientras se preparaba nacer el Niño Dios.

Miguel Melgarejo, tenia en Granada magnífica casa frente a la de García Lorca. Prefirió mi playa para vivir. Lo conocí en mi pueblo, siendo amigo de mí padre. Continué su amistad que amplié en tardes de tute subastao. Culto y buen conversador. Había recorrido toda América y Canadá. Era soltero empedernido. Era persona culta y amante de la musica culta. Tenía 3.000 obras de ópera que escuchaba asiduamente. De corta estatura, nada tenia de Robert Redford. Tenía un buen comer. Cuando en mi casa había comida que sabíamos le gustaba lo invitábamos. Y un caminar, sin prisa y si pausa. Mochila acuesta, recorría caminos, montes de mi pueblo y su playa. Su estampa más conocida.

Dicen sus alumnos, Antonio Mingorance Gutiérrez, hoy Presidente del Consejo de Andalucía del Colegio de Farmacéuticos y Antonio Luís Rodriguez Perez, boticario de Carchuna, que era quisquilloso y muy buen profesor.

A las 2 del dia 24 lo llamé para felicitarlo. Fulgencio cuando termine estas fiestas me voy a nuestro pueblo. Y el dia 25, primer dia de Pascua, un aviso tempranero de móvil. Soy sobrino de Miguel Melgarejo. Mi tío murió ayer a las 19,5 horas. La misa será a las 12 y después la incineración.

A la hora del Ángelus yo estaba en el cementerio de Granada. Era la única representación de mi pueblo. No había gentío. Quizás la festividad, y que no había prensa lo privó de un mejor acompañamiento. Es mi escrito una oración a su memoria. Un adiós aun correcaminos. ¡Hasta siempre, amigo Melgarejo!

 

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