La Patrona y reina de Almuñécar salía en cortejo procesional desde el templo parroquial de la Encarnación , organizado por la Hermandad que preside, Antonio Díaz, pasadas las ocho de la tarde. Repique campanas, lanzamiento de pétalos en la Puerta de Granada y cientos de personas que ocupaban las calles aledañas del citado templo recibían a la Virgen de la Antigua. A los sones de la Banda de Música de Almuñécar los horquilleros portaron con elegancia la Imagen a lo largo de todo el recorrido.
En la confluencia de La Carrera y la avenida Costa del Sol el grupo de fandango cortijero le cantó y bailó por primera vez a la Patrona. Después seguiría el cortejo que abría el grupo de remeros del barco de la Patrona rumbo a la avenida de Europa que desemboca en el paseo de San Cristóbal y la playa del mismo nombre. Dado que soplaba un poco de poniente en la mar, la Hermandad decidió realizar el embarque de la Virgen en la playa de La Caletilla. Desde este lugar arrancaba la procesión marítima seguida de decenas de embarcaciones. Cuando el barco de la Virgen ya estaba situado a la altura del Peñón de Fuera o frente a los Peñones del Santo, la pirotecnia motrileña Martín comenzaba su cuenta atrás para quemar el gran castillo de fuegos artificiales. Una vez más fue un espectáculo único y grandioso que conjugaba escenarios como los propios Peñones del Santo, el Castillo de San Miguel y la playa Puerta del Mar. Miles y miles de personas siguieron este momento cumbre de las fiestas que le valió hace unos años el reconocimiento de la declaración de Interés Turístico Nacional de Andalucía.
Un año más Almuñécar vibró como nunca en una noche calurosa y multitudinaria difícil de olvidar para muchos que por primera vez la conocieron y disfrutaron.
