Pájaro picacráneos

IRENE DE HARO DE NICOLÁS

Bueno, sí, la profesora de Lengua Castellana y Literatura, licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, que intenta ser habitual ejemplo de civismo y saber estar para sus alumnos, se va a poner pelín vulgar. Y más que se pondrá, a tenor de las circunstancias, en un futuro inmediato. Y es que hace poco, en una distendida reunión en la que confluimos varios docentes, un maestro de León contó con gracia el chiste del pájaro picacráneos, que a mí me dio pie a largas reflexiones por analogía (parece que nunca mejor dicho). Para el que no lo conozca:

«Un joven naufrago llega a una isla desierta. Después de besar el suelo y darle las gracias a todos los dioses, se sienta y comienza a mirar a su alrededor. De repente se da cuenta de que no es el único habitante humano de la isla. Un viejo con una barba de mucho tiempo, se le acerca y le da la bienvenida. El joven, tras un rato de charla, le pregunta al viejo: ¿cómo haces para sobrevivir aquí? A lo cual éste responde: bueno, realmente en esta isla hay comida y agua más que de sobra. Sólo debes tener cuidado con el pájaro picacráneos. Te puedes imaginar, por su nombre, dónde estriba su peligro. Y, claro, la única solución es excavar un hoyo en el suelo para cuando aparezca. De ese modo podrás meter la cabeza. Eso es lo único que te pondrá a salvo.

Así lo hace el recién llegado. Excava su propio agujero para introducir la cabeza cuando llegue el pájaro picacráneos.

Entonces el viejo, en la distancia, se pone de repente a gritar: ¡el pájaro picacráneos, el pájaro picacráneos! El avisado naufrago introduce rápidamente la cabeza en el agujero. Y el viejo se dispone a abusar, y abusa, del expuesto culo que ha quedado sin defensa. A lo que desde abajo, el joven responde: pica, pica, que hasta que llegues al cráneo… «

Enlazo el chiste con la realidad que nos ocupa. Digamos que, entre las técnicas que nuestros gobiernos emplean para estafarnos, hay una muy evidente pero, no por ello, menos efectiva. Es el viejo truco de anunciar que se nos va a rebajar 30 (por poner un ejemplo numérico), para que salten todas las alarmas, preparemos nuestra afrentada indignación, mesemos nuestras barbas y levantemos nuestras voces. Así, tras los gritos y los azorados basta ya, nuestros gobernantes se muestran comprensivos, humanos, y nos dicen: «bueno, vale, en vez de 30, la rebaja será de 15». Nos gusta, de repente, más ese discurso. Nos suena distinto. Bueno, nos decimos, si es solo 15… Nos sentimos hasta triunfantes. Nos sentimos hasta con voz porque nos han escuchado. Nos autopercibimos hasta con potestad. Pero… ojo, querían, desde el principio, robarnos solo ese 15. He aquí el truqui. ¡Y todos contentos, que hasta que lleguen al cráneo…!

Como resulta que Andalucía avanza, tras el palo extra de la paga extra de Navidad que nuestro ínclito Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy anunció, el no menos ubérrimo señor Grinán, Presidente de la Junta de Andalucía, anuncia, asimismo, que «para que la misma carne no sufra dos escarnios seguidos» da marcha atrás (recula) y, el bueno de él, cumple su promesa electoral de no bajarnos, desde sus instancias, el sueldo.

 

Me temo que no va a ser el único espejismo de tal naturaleza que vamos a poder atestiguar. Estoy segura de que esta gentuza ve lo que se está cociendo en nosotros. Ve nuestro monumental enfado, y que los funcionarios, como colectivo, si actúan con unidad en sus protestas y determinaciones, pueden ejercer una fuerza tan brutal como devastadora. Una protesta contundente ante tanta vejación podría descuajar por completo nuestros múltiples (e incompetentes) gobiernos. Así que, por mínima que sea su inteligencia, comprenderán que más les vale, en muchos casos, rectificar, o, mejor, hacer como que rectifican. Resultado: la desmovilización. Resultado: el adocenamiento. Resultado: la división.

Y saben que el César venció porque dividió.

El día 19 de julio, en la marcha de Granada, quise manifestar, al igual que miles de personas, (y que los medios publiquen los datos falaces que quieran publicar) mi dolor por los ultrajes sufridos, como trabajadora y como ciudadana. Quise expresar qué injustas, qué insostenibles y qué intolerables me parecen sus gestiones. Y qué ruinosas, a todas luces, van a ser. Aunque me temo que, tristemente, ellos, Rajoy, Griñán, o el que queramos mencionar, no son más que peleles, sin poder alguno, de instancias superiores.

Quise decir, en definitiva, lo que todos sabemos: hay alternativa.

Así que marchemos unidos, continuemos trabajando en contra de este proceder que los de arriba se han fijado como meta. Sus decisiones están sembrándonos con sal. Y este es, sin duda, mal abono para el futuro.

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