DOMINGO LOPEZ FERNANDEZ
La tarde del miércoles santo el populoso barrio de las Monjas evidenciaba un trasiego nada habitual con respecto al de años anteriores. Allí se halla enclavada la casa hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, sede cofrade desde donde se organiza la estación de penitencia de esta hermandad en la que ya es madrugada del jueves santo. Así ha sido desde su fundación, pero este año tenía algo de especial, precisamente la conmemoración del XXV aniversario fundacional, efeméride que su actual junta de gobierno ha querido celebrar anticipando la hora de salida, concretamente a las 20:00 hrs de la tarde. En la mente de todos estaba convertir la estación de penitencia en un acto participativo a la ciudadanía y, particularmente, a la gente joven y los numerosos niños hermanos de la hermandad, a los que la tradicional “madrugá” impide estar presentes para acompañar el encierro de sus titulares. Así pues, acierto y felicitaciones a los cofrades del Gran Poder por permitir contemplar a Motril entero la espléndida imagen del Nazareno a la luz del día y con un siempre agradecido calor humano en todo el recorrido procesional.
A la hora fijada las puertas de la casa hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder se abrían para ver salir el paso de misterio que porta a sus tres titulares en un calvario espléndidamente exornado para la ocasión. Abre la marcha la Cruz guía y faroles del frente de procesión junto a jóvenes miembros de la hermandad en hábito penitencial sin capirote. Le siguen las filas de nazarenos con pequeñas cruces al hombro y hermanos que arrastran cadenas de hierro fijadas a sus pies. En su centro, ejemplo vivo de penitencia y mortificación por parte de unos cofrades que caminan descalzos portando pesadas cruces a imitación de la que el Redentor llevó en su agonía. Siguiendo el orden dispuesto en el cortejo marcha el emblema del “Senatus” romano flanqueado por banderas penitenciales y dos largas filas de penitentes que portan cirios de cera natural en la mano. A continuación el estandarte de la cofradía, los emblemas pasionistas que identifican el flagelo, la corona de espinas y los clavos, libro de reglas y la popular “bacalá”. Le sigue la representación oficial de las cofradías motrileñas con sus báculos y hábitos penitenciales, que conjuntamente se han querido adherir a la conmemoración del XXV aniversario fundacional de la hermandad del Gran Poder. Junto a ellos, la junta de gobierno de la hermandad de Nuestra Señora de las Angustias en esa siempre bien entendida confraternidad cofrade que nace del barrio que les da cobijo. Finalmente, cuerpo de acólitos con su pertiguero al frente y los incensarios que preceden al paso de misterio. El trono procesional marcha espléndidamente exornado sobre un monte calvario en el que figura la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, obra del imaginero granadino Domingo Sánchez Mesa y, junto a él, la imagen de María Santísima del Mayor Dolor y la de Simon de Cirene, obra ésta última del granadino Miguel Zuñiga Navarro. El paso, como es habitual en años anteriores, marcha calzado por 48 costaleros en modalidad de trabajadera granadina y va comandado por su capataz, Francisco López Morales y los contraguías Santiago Rodríguez Alcalde y Ángel Castilla Mancebo. Finalmente cierra la marcha la Agrupación Musical Resurrección Sierra de Yeguas (Málaga), que sucede a la acostumbrada de otros años, de Exfiliana, que ha quedado disuelta.
El itinerario fijado por la junta de gobierno para conmemorar sus veinticinco años de vigencia en la Semana Santa motrileña partía desde su casa de hermandad y continuaba por Monjas, Callejón y Rambla de la Monjas, Cañas, Mercado Alto, Enrique Montero, Cruz de Conchas, Postigo de Beas, Canalejas, Catalanes, Emilio More (Carrera Oficial), Cruz Verde, Huerta Estévez, Carrera, Jardinillos, Catalanes, Díaz Moreu, Romero Civantos, Plaza de España, Puerta Granada, Rambla Manjón, San Francisco, Rambla del Cenador, Cañas, Rambla de las Monjas e Iglesia de la Visitación, donde a las 2:00 hrs se verificaba el canto del Stabat Mater Dolorosa por las RR. MM. Nazarenas, para desde aquí proceder al encierro de sus titulares.
Momentos emotivos han sido muchos los suscitados por esta hermandad en su tránsito por las calles y muy particularmente a su salida con el canto del Miserere por las RR. Madres Nazarenas. Igualmente, el paso por Postigo de Beas, la Carrera Oficial o Puerta Granada, donde la angostura de la calle exige extremado celo al cuerpo de costaleros. Mención aparte merece la subida por el callejón de las Monjas, donde tuvo lugar una emotiva escena que se hace digna de mención. Concretamente a las 1,45 hrs se verificaba la llegada de la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Rosario que acababa de actuar en Salobreña. Espontáneamente uno de sus miembros, el cofrade Basilio Campoy, pidió una chaqueta para postrarse frente al Señor del Gran Poder con el respeto y la consideración debida. Enseguida se arrancó con una saeta de sentida letra que a más de uno hizo brotar lágrimas en los ojos, siendo felicitado posteriormente por el resto de componentes de la banda. Puesta en marcha la comitiva se realizaba la compleja “chicotá” de callejón de las Monjas y a su término y ya junto a la iglesia de la Visitación, se procedía al cántico del Stabat Mater Dolorosa por las RR. Madres Nazarenas. Finalmente, a las 2:30 hrs, se daba término a la estación de penitencia con la intervención del coro rociero que todos los años dedica unos cánticos a los titulares de la hermandad.