DOMINGO LOPEZ FERNANDEZ
El día del viernes santo la tradición religiosa se impone y son muchos los motrileños que realizan el recorrido de las estaciones en las iglesias de la ciudad. Esta arraigada costumbre invita a hacer el seguimiento de los monumentos erigidos en los altares para rezar durante breves minutos en conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Cofradías, seglares e instituciones religiosas se han esforzado durante la tarde del jueves para erigir artísticos monumentos en los que se encuentra en lugar destacado el sagrario y elementos significativos como el pan o el vino, símbolos representativos del cuerpo y la sangre de Cristo. Durante toda la mañana y la tarde de este viernes ha sido continuo el peregrinar de familias enteras por las iglesias para hacer cumplimiento de su fe en el templo, espacio que hoy más que nunca se convierte en lugar de oración. Una institución señera como es la sección de la Adoración Nocturna motrileña, que precisamente este año cumple su centenario fundacional, inauguraba en la madrugada del viernes sus turnos de vela al Santísimo en la iglesia Mayor. Desde luego, un sentido preámbulo a la actividad que a lo largo de todo el día se iba a desarrollar en el resto de iglesias de la localidad. Una muestra representativa de estos monumentos se puede contemplar en las fotografías que acompañamos y que recogen los altares de la iglesia Mayor y el levantado en el templo de Nuestra Señora de la Visitación por las Reverendas Madres Nazarenas.
Hoy viernes también se impone la tradición en el almuerzo de las familias motrileñas. En la mayor parte de hogares la carne queda denostada y se degustan platos típicos de esta festividad como el potaje de garbanzos, el bacalao frito, las torrijas o el arroz con leche. La cena mantiene igualmente la costumbre de repetir los platos, ya que se pueden servir fríos sin menguar un ápice el exquisito paladar. Así que vivamos con intensidad y recogimiento estos días y hagamos uso de nuestras tradiciones, pues con ellas recordaremos los buenos momentos vividos y la ausencia de los que por ley de vida ya no están con nosotros.