El Partido Socialista Obrero Español se enfrenta el próximo 25 de marzo a uno de sus retos más importantes de los últimos años, encara el desafío de no perder también el bastión socialista que siempre ha sostenido el peso de toda la organización: Andalucía. Desde la óptica provincial, el Comité votó con un 75´5 % la candidatura presentada por la dirección al Parlamento Andaluz, con lo que casi un 25% se opuso a la lista o directamente se abstuvo.
La representación socialista que aporta Granada está encabeza por Teresa Jiménez, sin duda, una mujer experimentada a la que le ha tocado batallar con las situaciones más complicadas tras la evidente hegemonía del PP que invade buena parte del país. Sin lugar a dudas la pérdida en su día del Ayuntamiento de la capital –también de buena parte de la provincia– y el vuelco electoral que propició que los populares pasarán a gobernar la Diputación, ha tenido que suponer un equilibrio de fuerzas y personas para la elaboración de los candidatos a ser Parlamentarios –los socialistas granadinos tienen menos oportunidad de elección– por lo que la tarea de la Sra. Jiménez no habrá sido fácil. Cabe recordar que junto a ella figuran nombres como Francisco Álvarez de la Chica, Clara Aguilera, Miguel Castellanos, Nieves Masegosa y Francisco Aragón, ocupando los seis primeros puestos de salida. No hay que olvidar, en este punto, que hace cuatro años, cuando aún las «gaviotas» azules del PP no se habían aposentado, los socialistas de la provincia granadina aportaron seis parlamentarios al gobierno de Griñán, así que se puede barajar que con la que está cayendo ahora, para sí querría el PSOE mantener la cuota alcanzada en la última cita autonómica. En los mentideros políticos granadinos, entre triunfalistas y pesimistas, se habla de una orquilla de 4-5 para el PSOE y de 7-8 para el PP. Pero desde la perspectiva de la Comarca de la Costa, la que observamos con mayor hincapié día tras día, hemos de detenernos en un dato que puede tener todas las interpretaciones que queramos, pero una conclusión absolutamente verídica: toda la representación socialista de la Costa Tropical con todas sus agrupaciones locales incluidas quedan representadas en el número siete de la candidatura presentada, sí, en el siete, y que recae sobre la Secretaría General en Motril, Flor Almón. Así las cosas, no es baladí preguntarse ¿cuál es el peso que tienen las agrupaciones socialistas de Motril y los pueblos de la Comarca en la dirección del partido en Granada?, juzguen ustedes, todo el socialismo del sur provincial queda representado en la casilla siete; planteo, ¿siguen mandando los barones de la capital y las supuestas figuras emergentes del cinturón metropolitano?, pregunto, ¿el aval, capacidad, trabajo y trayectoria política y humana de los socialistas de la Costa no ha logrado hacerse un hueco de relevancia en la cúpula provincial? Si la Sra. Jiménez argumentó que la candidatura propuesta mantiene un equilibrio entre la renovación y experiencia, que se refleja al 50 por ciento en los puestos de salida –cabría preguntarse qué piensan por puestos de salida, al margen de la presencia territorial del socialismo granadino en su conjunto–, pues entonces ¿cómo interpretamos que la Sra. Almón vaya en la casilla siete? Significa que sí o que no representa renovación o experiencia, porque ¿algo debiera representar?
Y cómo analizamos que no vaya tampoco ningún otro militante activo del PSOE de la Costa atendiendo al perfil municipalista que se le quiere otorgar a los integrantes de la candidatura ¿Se ha hecho esta reflexión el PSOE de Motril, la ha hecho el partido en Granada, se la han hecho los militantes? Fíjense, mientras en un lado son perfectamente planteables las reflexiones, en el otro todo está reflexionado; en la acera de enfrente han vuelto a colocar a Rojas como número uno por el PP, con visos, si gana, de ser Consejero; por cierto, olvidándose de aquella frase pronunciada en la campaña de las municipales en mayo de 2011 de «seré alcalde, íntegramente, repito, íntegramente, durante cuatro años, si así lo quieren los motrileños». Ir de número uno o ir de número siete debe hacernos entender cómo miran el PSOE y el PP de la capital, que es donde se decide todo, a sus vecinos militantes del sur. A veces hay que plantarse, remover, analizar, agitar conciencias y coger el toro por los cuernos sin que eso signifique indisciplina de partido, pero por el contrario todo se da por bueno, por finiquitado antes tiempo, y luego pasa lo que pasa.
Las mayorías absolutas nunca fueron buenas, con el tiempo hay «maneras» políticas que se acomodan y finalmente acaban llegando los errores y ciertas diferencias sociales por las políticas aplicadas que se van convirtiendo en costumbres, en formas de proceder por simple inercia. El PP tiene ahora una holgada mayoría absoluta en España, la misma que quiere para Andalucía; pero, sea como fuere, para que la práctica democrática sea real los gobiernos necesitan de una oposición fuerte, comprometida, moderna, abierta, respetuosa y valiente –en todos los ámbitos, también en los locales– adaptada a las vicisitudes del presente, abiertas a los nuevos tiempos, sin perder de vista los retos de futuro. Una oposición leal consigo misma, capaz de batirse el cobre cada día con firmeza y alternativas reales, con lucha diaria dentro del juego democrático fiscalizando la labor del gobierno democráticamente elegido; y si toca gobernar, se ha de hacer con visión de futuro sabiendo qué modelo de ciudad se quiere para el presente y para los años venideros, sin que ello signifique cargarse el pasado, sin perder las raíces, pero evolucionando. Dejarse llevar en política, como en la vida, es lo peor que un político puede hacer en el desempeño de su cargo y responsabilidad. Y ahora, el PSOE está en la transición, en la coyuntura de saber que debe creerse que hay parámetros añejos que puede y debe cambiar modificando hábitos, costumbres, políticas e incluso personas, nunca ningún tiempo pasado fue mejor, pues lo mejor siempre está por llegar mientras gestionamos el presente con dignidad y altura de miras para intentar no volver a sufrir desigualdades sociales.
La ola conservadora que cubre el país y que pretende establecerse con acento andaluz en nuestra comunidad es el titular que arrojan las encuestas, pero una encuesta no es la crónica de una muerte anunciada, si bien evidencia síntomas y carencias que son el reflejo de la «travesía del desierto por la que camina el PSOE» ¿habrá algún oasis cercano? Con todo, la verdadera decisión final sobre quien gobernará la Junta pasa por el 25 de marzo, a ese clavo se agarra el PSOE con sus ideas, propuestas y valores, y lo saben Rubalcaba, Griñán, Jiménez y por añadidura, Almón.