¿Sería una estrella?

FULGENCIO SPA CORTÉS

No dice el Evangelio que fueran reyes los que se encaminaron hacia Belén. Sólo dice, o al menos no he leído otra cosa, que eran unos magos que siguieron a una estrella. ¿Sería una estrella? Los seres humanos tan dados a categorizar, cuando nos conviene, los elevamos a Reyes. Además les dimos número y les pusimos nombres Gaspar, Melchor y Baltasar. Posiblemente aquellos magos que llegaron de oriente serían científicos, curanderos, fetichistas, investigadores, escudriñadores de cielos, sabios, buenos hombres. Vaya usted a saber. Lo cierto es que la tradición le dio número y nombres, aunque les falten los apellidos.

Desde aquella época estos personajes han representado la humildad, la fe y la esperanza, y sobre todo la ilusión. Muy pocos nos hemos preocupado de desmantelar estas historias. ¿Para qué? Sin faltar un sólo año y siempre por las mismas fechas una estrella -¿sería una estrella?-los guía y los lleva a postrarse ante un recién Nacido, para ofrecerle sus regalos. Y los hombres de buena fe, a falta de rigor histórico, nos hemos encargado de dar por bueno, lo que la tradición nos pintó. Y todos los años montados en sus camellos se ponen en marcha hacia el portal de Belén. ¿Por qué todos los años los montamos en unos camellos y los ponemos a caminar detrás de una estrella? El ser humano no puede vivir sólo de Ciencia, y verdades concretas. Necesita ilusión y fantasía. Es lo que nos trae la fiesta de Reyes de Magos, que nace y muere cada 6 de Enero.

Cuando los Reyes Magos de Oriente comienzan a preparar sus equipajes para llevar sus presentes, los hombres comenzamos a mirar los escaparates para llevar a sus seres queridos nuestro cariño y gratitud convertida en objeto. Quien lo recibe lo agradece. Y quienes tienen o tenemos la misión del regalo hacemos un ejercicio de elección que representa agradecimiento. Esa madrugada solo importa los zapatos sobre los balcones. Y poco nos importa saber si eran reyes, curanderos, sabios, escudriñadores de cielos, fetichistas, científicos o charlatanes de plazas.

Lo que sabemos es que eran hombres de buena voluntad que siguen sembrado ilusiones. Ilusión de la que todos estamos tan necesitados.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, introduce tu comentario
Por favor, introduce tu nombre aquí