DOMINGO LÓPEZ FERNÁNDEZ
Fieles a la tradición, las Angustias es el barrio pionero en organizar sus fiestas patronales. Durante algo más de una semana, del 30 de septiembre al 8 de octubre, su hermandad y el párroco de la ermita, D. Manuel Jiménez, han programado la celebración de la novena a su titular. El día previo a su terminación, el viernes, 7 de octubre, se celebraba la ofrenda floral a la Patrona, que en esa misma mañana veía como los colegios de su entorno se acercaban a la iglesia para entregar sus ofrendas. Por la tarde, desde las 15,30 hrs, fueron los vecinos y feligreses quienes tuvieron su momento de fe junto a la Virgen del lugar. El domingo, 9 de octubre, a las 11 de la mañana, tenía lugar la solemne celebración eucarística en honor de la patrona. Ya en la tarde, se verificaba la procesión de alabanza, acto que era anunciado a los vecinos mediante una sonora salva de cohetes. La procesión partía desde la propia ermita abriendo la marcha la cruz alzada y ciriales, a los que inmediatamente se unían dos interminables filas de personas devotas portando velas en las manos. A continuación marchan las representaciones oficiales de las cofradías y hermandades de la ciudad y una nutrida presencia de jóvenes hermanos de la hermandad de las Angustias con el símbolo de la cruz. Tras ellos el trono de la titular mariana portado al hombro por jóvenes del barrio, que era seguido por miembros de la corporación municipal, cargos oficiales, hermanos de hermandad y numerosos devotos. Finalmente, tras el cuerpo de camareras de la Virgen, cerraba la marcha la banda de música municipal.
El itinerario seguido por la procesión transcurrió por la calle Virgen del Pilar, para continuar por Alejandro Farnesio, Jacinto Guerrero, Alférez Reinosos, Cyca, Madreselva, María Antonia Fernández la Caramba, Travesía de Santiago, Santiago, Camino de las Cañas y calle Monjas, desde donde se procedió al encierro en la iglesia. Como ya va siendo tradicional la procesión hizo un alto frente al convento de las religiosas Agustinas Recoletas, donde recibió el acostumbrado rezo de las monjas, a la vez que el coro “Al compás del camino” le dedicaba igualmente conocidas composiciones musicales. Mas adelante, junto a la casa hermandad de la cofradía del Gran Poder, el hermano mayor de la misma, Joaquín Bustos, ofrecía a la Virgen la medalla de su cofradía. Cerca de la media noche la procesión se daba por concluida, momento en el que una sonora traca de cohetes era explosionada junto a la propia ermita.
Concluida la fiesta el barrio de Capuchinos tomaba el relevo sin apenas descanso. Previamente, el día 8 de octubre, la hermandad de la Divina Pastora había programado el tradicional pregón de exaltación a su titular que tuvo lugar a las 20,30 hrs y quedó a cargo del vecino Carlos Torcuato de la Flor. Del 10 al 15 de octubre tenía lugar el septenario, mientras que la ofrenda floral quedaba fijada para el día 14 a las 18 hrs. El domingo 16, a las 12 hrs, el párroco y consiliario de la hermandad, D. Diego Molina Quesada impartía en la iglesia de Capuchinos la solemne misa en honor de la Virgen y por la tarde daba comienzo la procesión de gloria, que iniciaba su marcha a las 19 hrs. y era anunciada a los vecinos con una sonora salva de cohetes. Tras los preparativos del cortejo el trono de la Divina Pastora traspasaba el umbral de su pórtico a los sones del himno nacional. Antes de continuar el itinerario la imagen de la Virgen fue llevada hasta la lindante residencia de ancianos San Luis para que la titular reconfortase en su fe a los residentes que esperaban este momento con especial significación. La escena fue bastante gratificante, pues con lágrimas en los ojos muchos de ellos prorrumpieron en vivas y vítores a la Virgen. Tras retomar la marcha el coro “Al compás del camino” dedicó a la titular unas composiciones musicales entre las que hay que destacar “Aires de Triana” y “Encarnación Coronada”. El sequito procesional aparecía abierto por la cruz parroquial y ciriales, que era seguido por una larga fila de fieles devotos entre los que se entremezclaba la representación de cofradías y hermandades de la ciudad que expresamente habían sido invitadas al acto, entre ellas la hermandad de la Divina Pastora de Gójar. Seguidamente el estandarte pastoreño daba paso al trono de la Virgen, junto al que se situaba la junta directiva de la hermandad, la representación municipal y la Agrupación musical San Sebastián de Padul. El itinerario marcado por la hermandad partía de la iglesia de Capuchinos y continuaba por Rambla de Capuchinos, Piedrabuena, Buen Pastor, Inmaculada Concepción, San Miguel, Ecuador, Baltasar Gracian, Barranco de la Higuera, Carretas, Parra Alta y Rambla de Capuchinos y de aquí a su templo. El momento estelar de la misma se lograda a la altura de la calle Parra ya que desde un balcón la Patrona del barrio era gratificada con una persistente lluvia de pétalos de flor a la vez que los vivas y vítores no cesaban de entonarse. En este mismo lugar se realizaba una “levantá” dedicaba a varias personas del barrio mientras que el coro “Al compás del camino” interpretaba varias canciones de corte cofrade. Finalmente, en torno a las 23,30 hrs, el trono de la Virgen cruzaba el dintel de la iglesia dando fin a la procesión a la vez que se hacía escuchar con fuerza el himno nacional.