Cuatro años más de mandato ha conseguido el PP de Carlos Rojas para seguir gobernando Motril.
Su primera entrada en esta responsabilidad se consideró un amago pues quedó abortado por la moción de censura. Se considera, por tanto, 2007 como la consolidación de los plenos poderes del PP, y ahora en el 2011 la victoria ha sido definitiva y rotunda. Sus 13 concejales le facilitan esa mayoría absoluta que da tranquilidad para poder gobernar.
Tras la toma de posesión, en reparto de concejalías, ha quedado claro que «lo que funciona, mejor no moverlo», según nos decía días antes un significado integrante del anterior y actual gobierno. Unos pequeños reajustes, traslado de algunas responsabilidades por los concejales entrantes y la ausencia del PA en el gobierno, hacen que no haga falta engrasar la maquinaria de los populares en el nuevo gobierno, casi todos ellos tienen hecho ya el rodaje y sólo falta seguir trabajando.
No es hora de lamentos y quejas por lo que se pudo tener y no se tiene, la cosa está muy difícil para todos y ahora «toca» trabajar, trabajar y trabajar. La maquinaria rutinaria de funcionamiento municipal se la manejan bien por la experiencia ya acumulada. Son otros retos los que debe afrontar el Partido Popular en Motril en la doble dirección de los que gobiernan: Despertar ilusión y entusiasmo en la ciudadanía, por un lado; y, por el otro, el gestionar y afrontar los recursos que se tienen. En definitiva, calidad de vida y trabajo.
No cabe argumentar la falta de competencias de los ayuntamientos, eso ya lo sabemos que está mal estructurado y las reformas están por llegar. No podemos esperar. Hay que impulsar políticas de empleo desde el consistorio, algo así como los microcréditos que en su momento daban cajas y bancos, para que la realidad económica cercana sea otra.
De acuerdo que en las macroiniciativas el municipio depende de decisiones supramu-nicipales para afrontar grandes inversiones de puedan dar la vuelta al panorama costero y motrileño en particular. Pero no podemos esperar a que papá Estado o mamá Junta nos solucionen problemas cercanos e inmediatos.
Rojas y su equipo lo sabe, por eso el votante ha confiado en ellos y las urnas ha colocado a los demás grupos en la oposición. Cierto que hasta el PA de Escámez, aún subiendo sin coalición alguna hasta los tres concejales, ha sufrido la avalancha popular, pero el gran batacazo se lo ha llevado el PSOE, que con los cuatro concejales perdidos, ni la incursión de Rubiales ha salvado los muebles del socialismo en Motril, pues entre ambas opciones sólo han sumado siete concejales, cinco y dos, respectivamente.
Enorme tarea les espera ahora al PSOE para recomponer un partido roto. La travesía va a ser dolorosa. De momento, parece que no hay prisas para que la gestora deje de serlo y ésta dé paso a un partido político con funcionamiento normal; pero como los males no están sólo en Motril, no convendrá dar pasos para cerrar la crisis en falso. La cúpula provincial tiene tarea, ahora Almuñécar…
El paso que han dado los socialistas almuñe-queros, facilitando el gobierno al PP, era lo que le faltaba a Teresa Jiménez y su equipo. La falta de lealtad del PSOE provincial con el pueblo de Almuñécar lleva arrastrando algunos años, por eso la decisión de Paco Prados, secundado por la asamblea local, ha sido valiente porque se ha tomado en clave local.
Volviendo al equipo ganador en Motril, todos esperamos que los resultados no se queden en el recuento de las papeletas y certificación de la victoria, esto hay que llevarlo a la práctica y hacerlo real desarrollando las expectativas puestas en el nuevo gobierno, al que desde nuestra publicación deseamos el mayor éxito en su gestión y que sea verdad que comienza una nueva era para Motril.