La Cruz del Papa recorre triunfalmente las calles de Motril

DOMINGO LÓPEZ FERNÁNDEZ 

            Tras pasar toda la mañana en Granada y encontrarse presente en la solemne eucaristía de la catedral, la “cruz peregrina” era entregada a la juventud motrileña por el equipo de voluntarios que le sigue desde que llegara a España. El acto había despertado gran expectación en Motril y se esperaba una gran concentración de personas, como así fue, de ahí que el ayuntamiento hubiese dispuesto un operativo con numerosos policías locales desplegados en las calles y dos miembros de protección civil con equipo de emergencias para salvaguardar cualquier tipo de contingencia.

            Eran exactamente las 17,10 hrs cuando los dos símbolos del Papa hacían acto de presencia en el barrio de las Angustias, lugar en el que eran esperados por los párrocos de Motril y numerosos fieles apostados en sus aledaños.  Allí, frente al pórtico de la ermita, D. Francisco José Mingorance, Delegado de Juventud del arzobispado granadino, daba la bienvenida a los presentes y les exhortaba a portar este símbolo sagrado que lleva recorrido medio mundo. Son símbolos, dijo, “que han estado en lugares de especial significación como puede ser la zona cero de Nueva York, antiguos campos de concentración y regiones afectadas por catástrofes naturales. Allí ha estado esta cruz del Papa para mostrar solidaridad y dar consuelo a los afligidos”. De seguida y tras el rezo de una oración se ponía en marcha la comitiva, que encaminaba sus pasos hacia la residencia Nueva Vida, centro asistencial en el que los ancianos allí acogidos esperaban ya a sus puertas. Al aproximarse la cruz muchos de ellos se incorporaron con dificultad para posar sus manos en ella y gratificarse internamente en su alma, mientras que otros, con lágrimas en los ojos, veían pasar el símbolo del martirio de Cristo.

             Siguiendo el itinerario marcado la procesión continuó hasta el Hospital de Santa Ana y entre rezos y cánticos religiosos accedió a la ermita de San Antonio. Allí, con un constante repicar de campanas, era recibida por el párroco del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, Juan Bautista Amat, quien acogió a todos los presentes para dirigirles en sus oraciones. Con extraordinaria rapidez se reanudó la marcha por el camino de San Antonio y la calle Ancha, concluyendo su nueva parada en la parroquia de San José, donde ya había numerosas personas esperando a sus puertas. El padre agustino titular dedicó a los fieles unas tiernas palabras y les animó a seguir las enseñanzas de Cristo. Tras el rezo de la oración el séquito religioso continuó por la calle Santísimo y Rambla de Capuchinos, hasta converger en la iglesia de la Divina Pastora, templo en el que había fijada una nueva estación de fe. Su párroco, D. Diego Molina Quesada, pronunció unas breves palabras sobre el significado de estos dos símbolos sagrados y les ofreció sus oraciones, que fueron respondidas por los numerosos fieles presentes.

            A estas alturas de la tarde la procesión mantenía un retraso de media hora sobre el horario prefijado, pero eran ya más de medio millar de personas las que seguían sus pasos entre continuos cánticos religiosos. Llegada la cabeza a la altura de la ermita del Carmen, cruz e icono fueron situados frente a sus puertas para realizar el rezo de las oraciones de rigor. Rápidamente la marcha fue reanudada para adentrarse minutos más tarde en la iglesia de la Visitación, en cuyo interior las RR.MM Nazarenas fueron gratificadas con la presencia de ambos símbolos. La estancia fue realmente breve, pues el protocolo así lo había dispuesto. Ya en la plaza de los Mártires la cruz se adentró en la iglesia de la Encarnación por su puerta norte y atravesando la nave central salió a la plaza de España. A su paso, frente al ayuntamiento, el equipo de gobierno se aprestó en su puerta para saludar el paso de la comitiva. Mas tarde, en el patio del colegio de San Agustín, un padre agustino recibió a los presentes y pronunció los consabidos rezos de oraciones. Sin descanso la comitiva accedió al colegio del Santo Rosario, donde fue recibida por la comunidad religiosa que le regenta. De aquí se continuó hasta el Santuario de Nª Sª de la Cabeza, en cuyo altar fueron depositados ambos símbolos y con posterioridad hubo adoración de la cruz, acto que fue realizado con perfecto orden, pues las filas de devotos pudieron salir por la sacristía para no entorpecer el tránsito de los fieles.

            Pasadas las 20,30 hrs la Cruz Peregrina reanudaba la marcha por la carretera del puerto en alegre manifestación de fe que fue seguida por infinidad de personas. La llegada al Varadero se verificó sobre las 21 hrs, momento en el que una representación de la parroquia se apostaba junto a la rotonda de entrada para hacerse cargo de los símbolos del Papa. La cruz y el icono fueron portados por los propios vecinos hasta las mismas puertas de la iglesia, en cuyo interior ya se encontraba el Arzobispo de Granada, Ilmo. Sr. D. Javier Martínez. Él fue quien vino a recibir la cruz a su llegada a Almuñécar y también el que quiso estar presente en su despedida hacia tierras almerienses. Por ello, ante una iglesia totalmente abarrotada de fieles, dedicó unas reconfortantes palabras sobre esos intensos momentos vividos y les dirigió el rezo en sus oraciones. Pasadas las 21,30 hrs la procesión reinició su marcha para encaminarse a la instalación portuaria. Allí, junto a la que fue antigua escalera real, la Cruz del Papa y el icono de María fueron despedidos cuando daban las 22,00 hrs. de la noche. Una jornada memorable, pues, para un pueblo que ha vibrado y se ha sentido honrado con un símbolo sagrado que recuerda el pontificado del Santo Padre Juan Pablo II.

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