Era una mañana soleada de primavera tardía, rancia, de aquellas referidas por nuestros mayores como propias de finales de junio, cuando se recorría a pie el trayecto entre las explanadas y el puerto, pero no por engrasar los músculos atrofiados, sino por inexistencia de transporte.
Allí estaban, en el mismo banco del otro día, nuestros contertulios ensimismados con no se qué asunto relativo a la cartelería de las elecciones municipales. Hoy asistía, además, el Joseico, alias el Séneca, alias el filósofo, nombrado así por la referencia que cierto día hizo sobre las dudas que los embargaba , comparándolas con las que los antiguos filósofos tenían allá por el 400 antes de Cristo. Claro que el tío Juanon dejó claro que ni filósofo ni leche, cómo podía saber las dudas que tenían en esa época si no existían libros ni escritura. Vamos a él..
– A ver Manolín, tu que sabes de política -runruneaba Frasquito-, me quieres explicar pa que sirven tantísimos carteles con la foto de los políticos. Vamos que no meetrañaría que un día destos maparezca alguno dellos en el comedor de mi casa, no quiero pensar el ataque que daría a mi Mari. Además, con una foto por calle de cauno tendríamos bastante, vamos digo yo.
Cuando iba a responder Manolín, se le adelanta el tío Juanón, con gesto de sapiencia sobrada, postura altanera, fruncido el entrecejo, la nariz más acusada que de costumbre y replica de la siguiente manera:
– Si teas cuenta, al principio de la democracia nos llenaban las pares de pintaa, símbolos, pa que nos fuéramos familiarizando con sus distintivos, sus mensajes, su posición en el teatro político, es decir, a la derecha, izquierda, centro, etc y enseguia la foto de los mandamás, el Suarez, el Fraga, el Felipe y hasta el Carrillo, éste último antes daparecer el Califa. Los daqui no salían, ni falta cacía. Pero ahora que la gente ya sabe que los mandamás no puee gobernar en tos laos y que en los Ayuntamientos tienen que ser otros, pués ahí va pa que nos artemos.
– Pués yo creo -insistía Frasquito, con un movimiento de su boca acompañada hacia la misma dirección por su poblada ceja izquierda- que eso no explica la exageración de foticos, he sumao en una calle de menos de cincuenta metros de larga más de quince imágenes del mismo candidato. Más bien creo es la técnica del perro, sí esa de mear en toas las esquinas, vamos marcar territorio. Porque cómo meeplicaís que en una misma farola tenga más de tres y más de cuatro personas distintas. Lo dicho, el perro que sale a pasear y machaca el pis del otro. Y no es por comparar.
– Vamos a ver Frasquito -con cierta preocupación intervenía Manolín, con sus ojos claros escondíos tras unas ojeras prominentes y un semblante paciente a pesar de la pesadumbre que le ocasionaba su intervención-, no pretenden marcar territorio, sólo intentan que sus rostros mantengan una cuota visual similar a las del contrincante por el sillón municipal. Por eso si un candidato ha puesto su foto hasta siete u ocho veces en una misma calle, obliga al otro a lo mismo y así hasta toos los que tienen opción a ocupar los sillones municipes.
Entonces Frasquito dirije su mirada inquisitiva a Joseíco y le pide su opinión solo con el gesto, cabeza hacia atrás, papada que desdibuja la barbilla, manos abiertas, en fin con una expresión muda que a todas luces intuye la pregunta, ¿no te llaman el Séneca y el filósofo, pues a ver di tu?
– Con una mirada más bien hacia el suelo, las dos manos hincadas más arriba de las muñecas en ambos bolsillos de los pantalones de pana marrón, Joseíco alias el Séneca, alias el filósofo, golpea una pequeña piedra que va a parar al jardín más cercano evitando así una respuesta inmediata ante la distracción conseguida de sus interlocutores. No os dais cuenta que precisamente ese es el objetivo perseguido?, que hablemos dellos, de sus retratos, de lo guapos-guapas o lo feos que salen, de si éste o el otro, de hay que ver lo elegante deste y lo que sea que parezca este otro. Un mensaje corto, a ser posible apolítico, intemporal, que a nada compromete y miles de retratos y a votar. Si no fuera por el empapelao, por la colonización de las farolas y la violación brutal del paisaje urbano, ¿sabríais que existen elecciones y que vamos a participar en la determinación del grupo o grupos que nos van a cobrar impuestos o sancionarnos por el solo hecho de existir?
– Pues tu dirás lo que sea Séneca, Sócrates o Cicerón o como sea que te apodan -dice Manolín con cierto enfado pero con buen talante-, pero a mi me parece que la menos conocía en éstas elecciones es la de la PSOE y a pesar de ello, tiene menos fotos que los otros y su mensaje es claro y el más sugestivo.
– Precisamente -con total calma y ya con su mano izquierda abandonando el ancho bolsillo del pantalón, terciaba Joseíco-, es la única candidata femenina y su presencia requiere menos alardes, cosa que no hubiera ocurrido de existir otras candidaturas femeninas. Y en cuanto al mensaje, no te digo que no sea atrevido, valiente y hasta cierto punto contundente, pero también es muy arriesgado, no solo por la falta de promesa, sino por las consecuencias que se derivan de la posible pérdida electoral. Si indicas al electorado que votando a un determinado partido, el elector en general gana, le aseguras también que pierde si el partido no gana. Es decir le estás llamando tonto, porque a todos nos gusta ganar y si voluntariamente dejamos de hacerlo, equivale a la idiotez.
– Mira Séneca -puesto en pie y con la intención de buscar otra piedra a ver si utilizaba la misma treta, interviene Frasquito-, tu dirás lo que quieras, pero la abundancia de fotos, los mensajes, etc, están por tos laos igual y profesionales que saben deso más que tos nosotros juntos, han estudia merketin dese y por eso hacen lo que hacen, nos guste o no, aunque creamos que no sirve, seguro que sirve y muncho, además, ¡¡como siban a gastar to el dineral que eso cuesta, con la faltica que ahora tenemos y los recortes sociales que nos siguen esperando, si no fuera porque saben que es necesario y conveniente pa toos nosotros, ehh!!