Apenas ayer, comenzábamos este milenio que supuestamente traería aparejado el fin del mundo, con caídas de estaciones espaciales y desgracias varias incluidas, entonces aún por descubrir.Desgracias las ha habido a montones, posiblemente en el recuento del fin de esta primera década, volveremos a ver una y otra vez imágenes que nos hicieron y aún nos hacen estremecer. Guerras, destrucción, caos, crisis…
Sin embargo existen otras noticias que nunca salen a la luz y que sin embargo iluminarían con luz propia, el negro panorama con que los medios acostumbran a obsequiarnos, no sé si porque las malas noticias venden más, o simplemente porque lo bueno no parece noticiable.
Los nuevos medios de comunicación han hecho posible, que diferentes opciones encuentren también su espacio y cada vez son más las voces, que claman por crear una corriente de opinión positiva, para dar una visión más optimista del mundo.
Todos los días suceden cosas buenas, cosas que nos hacen vibrar y nos llevan a crear una empatía en positivo con sus protagonistas. Así no solo nos enriquecemos personalmente, sino que contribuimos a proyectar esa positividad, tan necesaria para construir un mundo mejor.
Quizás uno de los referentes de este nuevo sentir, se ha escenificado a la perfección con el salvamento de los treinta y tres mineros chilenos. Mil millones de personas vieron en directo como la tierra paría a sus hijos y podría asegurar que las lágrimas de emoción, regaron al unísono a esa misma tierra, en todos los rincones del orbe.
Fue una ilusión, en todas las acepciones de esa palabra, nos llenó de esperanza mientras ocurría y se nos antojó un espejismo. Cuando apenas salieron comenzaron los ruidos de sables.
Pero es con esa primera parte de la historia, con la que me quiero quedar y ese es el mensaje que me gustaría lanzar para la nueva década que comienza. Que en definitiva todo se reduce a lo mismo, que todos y todas somos seres humanos con las mismas ilusiones y anhelos, que la separación es la gran mentira y que solo unidos lograremos crear esa nueva humanidad tan anhelada y deseada por las personas de buena fe (que somos la gran mayoría).
Por eso para abrir boca, no estaría de más que cada medio de comunicación dedicase una sección a las buenas nuevas, porque puedo asegurarles que haberlas, las hay a montones.
Ese es mi deseo para este año que acaba de comenzar, tomar conciencia de que crear un mundo mejor, depende únicamente de que tú y yo queramos hacerlo.