Murió el verano oficial y sus calores terroríficos. Septiembre suave de clima, tardes melancólicas y bellos atardeceres. El titulo de mi escrito es el de la serie a la que llevo «enganchado» varios años. Soy como una de esas llamadas «marujas» poco valoradas por los que se consideran exquisitos. Estas sacrificadas mujeres, quizás poco valoradas y falta del cariño de sus esposos, echan las tardes fuera viviendo, soñando, vidas ajenas, que pueden que sean las únicas satisfacciones que tienen al cabo del dia.
A primeros de mes, de la serie queda el «Bar El Asturiano», con Manolita, Pelayo y Marcelino. Y cuando a Héctor Perea, Cristina Varea, Salvador Vellido, Ana Rivas, Teresa García, Abel Zamora, Estela del Vall, a la guapísima Rosa, Clementina con su pelmazo esposo don Leonardo, a Diana la peluquera y al diligente, silencioso mayordomo, Dionisio a los que ya considerábamos como algo nuestro, aparecen nuevos personajes pero del mismo corte: Falangistas fachosos y engreídos, católicos hipócritas y ricachones que se aprovechan de los pobres. La serie es una denuncia descarada a la España franquista. Una manera sibilina de atacar al Partido Popular y a la gente de derechas. Los autores sabiendo que hay muchas maneras de destruir hacen su propaganda en la Primera de Televisión Española, que pagamos gente de izquierdas de derechas y otras ideas políticas. Y no es lícito herir.
Hay que respetar la Historia porque si no eres objetivo puedes hacer daño a generaciones venideras. Televisión es un referente donde se asoman muchas personas y algunas con solo la preparación y versiones que «oyeron» a los vencidos. Nuestra Guerra Civil fue lamentable.
No voy a defender a nadie aunque podria hacerlo. No voy a negar lo malo que tuvo el sistema ni voy a traer lo bueno, que lo hubo. Pero los diálogos de «Amar en tiempos revueltos» son mensajes de orientación propagandística de la izquierda que como siempre si tiene que mentir, miente, para sacar rentabilidad de la mentira. Estaría de acuerdo con la serie, si hubiera buenos y malos de ambos bandos. Pero no es creíble que todos los buenos fueran republicanos, socialistas, ateos, de la izquierdas más radical y los malos solamente la gente de derechas, sacerdotes de esa época, falanguistas, católicos practicantes y hacendados. Para los que hemos leído, y vivido esos tiempos revueltos es una falta de respeto y una y tomadura de pelo que no se puede ni se debe tolerar. La serie está bien ambientada e interpretada, según mi entender. La tele que todos costeamos debiera ser más honesta y no fomentar el rencor. Es tendenciosa, y cínicamente «revuelta» y mentirosa. Y repito, una vez más, las palabras de don Gregorio Marañon: «Las guerras civiles se curan con medicina de siglos».