El Nazareno cumple con extraordinaria brillantez su LXXV aniversario de continuado ejercicio penitencial en la ciudad

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DOMINGO LÓPEZ FERNÁNDEZ
Tarde grandiosa para la semana santa motrileña el día del jueves santo, pues se hacía especialmente atractivo el salir a la calle para contemplar el paso de los tres cortejos penitenciales señalados para esa misma noche y parte de la ya madrugada del viernes.

Al margen del tiempo, este año tenía algo de especial ya que la segunda procesión fijada para el día, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cumplía un señero aniversario, el de la hechura de su imagen cristífera que había sido realizada por el escultor Antonio Martínez Olalla en 1938. Por tanto setenta y cinco años de historia, de tradición y de cita fiel con el pueblo de Motril, aspecto que hizo que el color morado de la sección nazarena brillara con luz propia en todo el recorrido y en el propio exorno floral del paso. Como todos los años la salida de la procesión congregó a un numeroso público en los aledaños de la calle de las Cañas, salida que fue espléndidamente realzada por el tenor Diego Martín Rodríguez con dos tradicionales cánticos, el «Ave Verum Corpus» de Mozart dedicado a Nuestro Padre Jesús Nazareno y el «Ave María» de Shubert a Nuestra Señora de la Esperanza.

Fiel y puntual a su cita, a las 20:30 hrs de la tarde la cofradía iniciaba su estación de penitencia desde la casa hermandad, que abría sus puertas de par en par tras el toque realizado por varios hermanos cofrades en edad infantil. Inmediatamente comenzaba a formarse el cortejo en la calle de las Cañas disponiendo a su frente la cruz guía y cuatro faroles que abren paso a las filas de nazarenos que portan cirios en la mano. En su centro, la bandera pasionista seguida del libro de reglas de la cofradía y el tramo infantil de dicha sección. Tras ellos el estandarte de Nuestro Padre Jesús Nazareno escoltado por cuatro hermanos y la presidencia oficial que ostenta el hermano mayor de la hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza, una representación del ejercito del aire y la alcaldesa de la ciudad, Mª Luisa García Chamorro, acompañada por las concejalas Elena Vallejo e Inmaculada Torres.

El cuerpo de incensarios precede al paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que marcha con un atractivo exorno floral en el que se ha sustituido el tradicional clavel de otros años por el «statis» morado para hacer señalar el aniversario de su titular cristífero. Precisamente la primera «levantá» ha sido realizada por el comandante D. Víctor Pastor, hermano y antiguo costalero del paso de misterio, que actúa en representación del Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 9 de Motril, cuerpo que es Hermano Mayor Honorario de la cofradía. El paso marcha dirigido por su tradicional capataz, Antonio Jesús Aguilera Sánchez, que comanda una cuadrilla formada por treinta y nueve costaleros y va asistido por el contraguía Ignacio García Fernández. Finalmente cierra el cortejo nazareno la Agrupación Musical de Nuestra Señora del Mar de Huércal (Almería), que actúa por cuarto año consecutivo en nuestra ciudad.

El tramo de María Santísima de la Esperanza aparece encabezado por la cruz parroquial y los ciriales, que abren la marcha para disponer las filas penitenciales en las que prima el color blanco y verde de la titular mariana. A continuación la bandera de sección, seguido de un tramo infantil con diputados «paveros» a su cargo y el estandarte de la Virgen que da paso al guión representativo del cuerpo de Camareras que forma en traje de mantilla. Tras la camarera mayor sigue los incensarios y el paso de palio de la Virgen de la Esperanza, imagen realizada en 1952 por el escultor Martínez Olalla. En esta ocasión la titular estrena una bella saya que ha sido diseñada y realizada en pintura sobre lienzo por el artista local Álvaro Abril. Igualmente ha llamado poderosamente la atención el detallado exorno floral que, como es tradicional, corresponde a la hermana cofrade María Pilar Calvente, florista motrileña afincada en Madrid que fue invitada de honor en la tribuna dispuesta en la plaza Gaspar Esteva. Como todos los años, este atractivo paso de bambalinas es comandado por su conocido capataz Hipólito Jiménez Jiménez, asistido por los contraguías Emilio Funes y Francisco Pinos. Finalmente, cerraba el cortejo la Asociación Músico Cultural Santa María de la Merced de Córdoba.

El itinerario señalado en este señero año para la cofradía matriz ha partido desde la casa-hermandad sita en la calle Cañas y ha continuado por Jazmín, Plaza de la Libertad, Calle Cardenal Belluga, Curucho, Mercado Alto, Cuatro Esquinas, Nueva, Teatro, Plaza Bustamante, Plaza Cruz Verde, Calle Emilio More (Carrera Oficial), Plaza Díaz Moreu, Calle Romero Civantos, Calle Victoria, Plaza San Agustín, Ruiz, Señor de Junes, Rambla Manjón, Calle Cañas, para disponer desde aquí el regreso a su casa de hermandad.

Con puntualidad y ante un inmenso conglomerado de personas dispuesto en las aceras y en la propia escalinata de la ermita del Carmen llegaba la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno para esperar a la titular mariana entre la lógica expectación del momento. Con ambos pasos enfrentados se inició el momento de lucidez del cuerpo de costaleros, que a los sones de conocidas composiciones musicales mecieron a sus titulares con emoción y sentimiento. Finalmente, a las 02:00 hrs de la madrugada, traspasaban el pórtico de la puerta y se daba por clausurada la estación de penitencia. Momentos vibrantes han sido, sin duda, la salida penitencial desde la casa-hermandad y el innovador encuentro con la hermandad de Jesús de Pasión en la plaza Canalejas, representación que desató hondas sensaciones entre el público presente, al margen del propio tránsito por tribuna oficial, con un amplio y extenso cortejo que ha marchado a los sones de las marchas procesionales escogidas para la ocasión.
 

 

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